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Sobre bosques viejos

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En las últimas entradas he escrito sobre varias joyas de las que podemos disfrutar en nuestra redolada: Aztaparreta, la Pardina del Señor, etc; así que voy a aprovechar que aún está el tema "caliente" para contaros alguna cosilla más sobre estos bosques.

Cuando alguna vez oímos hablar de "bosques viejos", casi nos los podemos imaginar habitados por antiguos seres mitológicos, como hadas, gnomos, duendes o trasgos.

Estos nombres nos resultan evocadores tal vez porque nuestra historia, la del ser humano, está indisolublemente ligada al bosque.  Porque desde que nos separamos de otros primates hasta prácticamente la actualidad hemos vivido en un bosque.  

Y tal vez también por eso el verbo buscar provenga de ir al bosque.  Porque hasta hace muy poco, si querías encontrar algo, seguro que estaba en el bosque.  Por eso, ibas a buscarlo.
 Esta es la imagen de un bosque viejo: Pies grandes, pequeños, diversidad de especies y madera muerta

Cualquiera que haya estado en un bosque viejo, aún sin saber porqué, se da cuenta de que está en un lugar distinto.  Pero, ¿qué hace que un bosque sea viejo? ¿que características tiene? (más bien, qué características le ha conferido el ser humano, que tiende a ordenarlo todo, ya que el bosque, simplemente, es)

Porque si queremos preservar algo, primero debemos saber qué elementos tiene, para así comprender qué lo puede atacar y por tanto, como podemos protegerlo.  Cómo evitar esos ataques.



Precioso bosque de ribera, con el desborre de álamos y chopos cubriéndolo todo.

Lo primero es recordar que, realmente, en Europa central y occidental es casi imposible encontrar un vestigio de lo que podría ser un bosque virgen, inalterado.  En cambio, sí podemos encontrar aún bosques viejos.

Podemos definir rápidamente un bosque viejo con 3 características:

- Estaremos ante un bosque mixto.  A lo mejor estaremos pensando mayoritariamente en un hayedo-abetal, pero habrá otras especies como tejos, olmos de montaña, arces, etc.
- Habrá pies de todas las edades.  Veremos grandes y viejos árboles, entremezclados aleatoriamente con otros de todas las edades y tamaños.
- Mucha presencia de madera muertaTanto de árboles en pie como caídos, es un buen indicador de este tipo de bosques.  

Tronco muerto convertido en un auténtico "vivero" de todo tipo de plantas, en Añisclo

Esas son las características que otorga la naturaleza a un bosque cuando se la deja hacer, cuando el hombre no interviene con su motosierra o con una carretera.  

También hay que aclarar que un bosque de estas características se encuentra siempre en un equilibrio dinámico.  Es decir, que si paseásemos por un bosque virgen en estado óptimo, en unos años lo veríamos en estado terminal, para pasar al declive total, volver a rejuvenecer y obtener de nuevo una etapa inicial, previa la óptimo.  Entre ambos óptimos pueden pasar 300 años.

 La apertura del dosel permite un mejor desarrollo de las plántulas de eléboro que aguardaban bajo la hojarasca

¿Por qué ocurre ese ciclo?
Como comentamos hace varias entradas, cualquier ecosistema está sometido a perturbaciones.  Pueden ser perturbaciones pequeñas, como el viento, un rayo, un pequeño alud; o grandes, como un incendio o un gran alud.

En cualquiera de estos casos, la caída de árboles provoca aperturas en el dosel, que dejan entrar la luz y permiten el desarrollo de nuevas plantas.  Las plantas heliófilas (amantes de la luz) crecerán, y a su vez, permitirán el desarrollo a su sombra de plántulas umbrófilas (amantes de la sombra).  Estas umbrófilas probablemente acabarán dominando a las primeras y volverán a constituir la cubierta del bosque.

Imaginad este ciclo repitiéndose en distintos momentos y por distintos rodales del bosque, y tendremos un bosque totalmente heterogéneo, como un mosaico.  Así es un verdadero bosque viejo, con pies de todos los tamaños.

Aztaparreta.  Es importante no retirar los árboles muertos caídos.....

En cuanto a la madera muerta y por poner unos números, en Aztaparreta (del que ya hablamos en otra ocasión), hay hasta 127 m3/Ha de madera muerta; en comparación con los 5 m3/Ha que puede haber en un típico bosque gestionado o los 190 m3/Ha que pueden tener los bosques vírgenes de la República Checa.
 
Esta madera muerta no supone ningún problema sanitario que el bosque no pueda solucionar por sí solo.  Es más, precisamente esta cantidad de madera muerta hace que proliferen gran cantidad de organismos que no encontraremos en otro tipo de bosques.

....pero también es importante no retirar los árboles muertos en pie

Porque además de la riqueza inherente a toda la flora mencionada, debemos añadir la fauna específica de los bosques viejos.  Fauna que durante milenios se ha ido especializando en vivir en este tipo de hábitats, y que ha ido desapareciendo conforme ha ido disminuyendo el número de bosques no gestionados.  Principalmente nos referimos a insectos saproxílicos, pájaros carpinteros, murciélagos forestales y algún que otro mamífero.

Los insectos saproxílicos se alimentan de madera muerta en sus distintas formas.  Pese a que los nombres nos suenen extravagantes, son viejos conocidos de los naturalistas: los típicos cerambícidos Rosalia alpina de los hayedos o Cerambyx cerdode los robledales; lucánidos como el Ciervo volador, cetónidos como Osmoderma eremita y un largo etcétera de escarabajos varios.

 Dos cerambícidos sobre Asphodelus

Otra familia típica de estos bosques son los pícidos (pájaros carpinteros).  Su forma de vida está tan unida a estos bosques que el Pico dorsiblanco prácticamente vive acantonado en hayedos navarros con alguna cita en Ansó.  ¿Quién no se ha quedado parado alguna vez en el bosque a disfrutar del sonido del repiqueteo de estos pájaros en los troncos?

Chopo en descomposición en un bosque de ribera
 

Otros grandes afectados por la disminución de los bosques viejos son los murciélagos (quirópteros), ya que hay varias especies estrictamente forestales(Pipistrellus nathusii, Myotis bechsteinii, Barbastella barbastellus, Plecotus auritus, Nyctalus sp.).   Estas especies usan como refugio los huecos hechos por los pícidos; oquedades provocadas por podredumbres o grietas diversas que podemos encontrar en los árboles.  

Por supuesto, no es lo mismo un tronco caído en un bosque de repoblación de Pinus halepensis en pleno valle del Ebro, que un bosque de hayas en Ordesa; que se asemeja más a un bosque templado.  Aún más, como ejemplo, en las sacas que se autorizan en hayedos navarros, se están empezando a talar hayas vivas, manteniendo la madera de las hayas muertas; precisamente como medida para proteger la fauna especializada en vivir en este tipo de hábitats.


A los pies de un precioso castaño trasmocho, en la Sierra de Gata.  Hay que transmitir el valor de estos bosques a las nuevas generaciones...

Por eso, creo que es necesario concienciar a la gente de que un matorral espeso o un tronco caído en un bosque, no es suciedad que haya que limpiar, sino que forma parte del mismo bosque.  Es decir, que a veces se repite eso de que "el bosque está sucio" sin pensar serenamente qué significa eso.

Lo único de lo que tenemos que preocuparnos es de que la suciedad no la aportemos nosotros, porque en la mayor parte de casos, lo que hay que hacer es tan fácil y tan barato, como simplemente dejar que la naturaleza siga su curso.

El enebro. Una ruta desde el Ibérico al Pirineo

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Quería presentaros otro típico representante de nuestra flora mediterránea, que podemos encontrar en un amplio repertorio de paisajes.

El enebro, también conocido como chinipro o chinebro en aragonés (de donde provienen topónimos como Chinebral de Gamueta, en Ansó), pertenece al género Juniperus.  Este género, de la familia del ciprés (Cupresáceas), está compuesto por los enebros y las sabinas, las únicas especies que pueden formar bosquetes en estos ambientes mediterráneos semiesteparios.
 
 Dureza del paisaje serrano

Nos podemos encontrar con dos enebros: Juniperus communis y Juniperus oxycedrus.  Para diferenciar rápidamente las dos especies de enebros podéis clicar en este enlace.  Tiene una clave muy sencillita para reconocerlas y buenos primeros planos de las plantas, para reconocer los detalles.

El enebro de la miera u oxicedro, Juniperus oxycedrus, es la especie que podemos encontrar en altitudes más bajas, desde 0 hasta 1000 m.  Digamos que es el más mediterráneo de los enebros.
 
 Típico aspecto abierto de un enebral en estas zonas

Es la única especie de enebro que puede formar este tipo de bosquetes abiertos.  Bosquetes de los que no se tiene muy claro su origen y que, se cree, existen debido al abandono del pastoreo.  Es decir, que en muchas zonas el enebro de la miera coincide con terrenos que deberían estar ocupados por la carrasca, pero que han sido tradicionalmente pastados.  Al dejar de ser pastados, han sido colonizados por los enebros, dando este paisaje tan particular.

Las fotos las hice aprovechando una visita por una sierra que me sorprendió.  Es la zona del Santuario de Rodanas, en Épila y lindando con Tabuenca, a las faldas del Moncayo.  No es que sea una zona particularmente especial en cuanto al enebro se refiere, pero sí es la típica zona en la que podemos encontrarnos esta especie.

 Santuario de Rodanas, bonito lugar muy bien preparado para pasar un día de campo

Tal vez era el día; una mezcla de nubes bajas, lluvia y viento, que le dio un aire más particular a esta sierra.  El caso es que Épila tiene un término extenso, que pasa en pocos kilómetros de las llanuras semiáridas que se ven desde la Autovía a los paisajes más frescos del Sistema Ibérico.
 Precioso olivar, usado como aparcamiento (¿¿??)

Por cierto, que yendo de ruta por esta zona de Rodanas me topé con una sorpresa.  Eran las ruinas, un tanto fantasmagóricas con la niebla, de las instalaciones, edificios y galerías de la"Mina Esperanza".  La Asociación Mineralógica Aragonesa nos cuenta que esta mina se dedicó a la extracción de areniscas cupríferas hasta mediados del siglo pasado.  Por si queréis algún dato más, os pongo un enlace de una Ruta geológica a realizar en la zona y otras opciones de rutas a realizar en Rodanas.

Y en medio de este clima, con alta variabilidad de temperaturas y escasa precipitación, encontramos a este enebro.

 El poblado de la Mina Esperanza, prácticamente camuflado

Como habréis visto en las fotos del enlace que os he recomendado, el oxicedro se diferencia porque sus acículas tienen dos"rayitas" blancas en el envés, que son bandas estomáticas.  Además, sus bayas son de color rojizo (el nombre correcto es arcéstidas, ya que en realidad no son frutos)Tanto las arcéstidas del enebro de la miera como del común, se usan para aromatizar la ginebra (la similitud entre chinebro y ginebra creo que es clara).


 Pantano de Montearagón con el Salto del Roldán al fondo.  Precioso entorno camino de Chibluco

Juniperus oxycedrus nos lo encontraremos generalmente como arbusto, pero puede hacerse un bonito árbol.  En Chibluco, en los alrededores de Huesca tenemos un bonito ejemplo de arbol "milenario" (que en realidad es centenario), es el conocido como chinebro de Chibluco.  Si queréis acercaros hasta él, clicad en este enlace.


 Chinebro "milenario"de Chibluco. Precioso oxicedro de 6 m de altura

Y es conocido también como enebro de la miera porque destilando su madera se obtenía un aceite negruzco, conocido como miera, que se usaba para desparasitar y también para curar las heridas de las ovejas provocadas al esquilar.  Estas propiedades se deben a diversos sesquiterpenos y fenoles presentes en el enebro.


4 m de perímetro en la base de este centenario árbol.  
Se aprecia su típica madera agrietada, de la que se obtenía la miera

La otra especie que podemos encontrarnos es Juniperus communis, el enebro común, que es más de ambiente eurosiberiano.  Es decir, que en la Península Ibérica lo veremos en lugares más frescos, desde el nivel del mar hasta los 2000 m.  Porque como todas las plantas, puede compensar ambientes más mediterráneos con mayor altura: desde el nivel del mar en lugares fríos hasta cotas más altas en lugares más mediterráneos, subiendo a sitios que el oxicedrus no puede alcanzar.

Juniperus communis subsp alpina, con aspecto achaparrado

Juniperus communis tiene únicamente una banda estomática por el envés, por lo que son inconfundibles con oxycedrus.  Además, sus arcéstidas son de color azul oscuro o negro (los enebros son dioicos, es decir, que hay pies macho y pies hembra, por lo que no encontraremos estas bayas en todos los pies)


Bayas negras de Juniperus communis, usadas en la ginebra

Por último y como habréis podido ver en el enlace sobre los Juniperus, existen distintas subespecies de enebros.

En las zonas más alpinas nos encontraremos Juniperus communis, pero la subespecie alpina, que adquiere un aspecto más achaparrado.  Este porte le permite afrontar mejor los vientos y condiciones térmicas más extremas.

Entorno montañés de esta subespecie


Hippophae rhamnoides. Un triste testigo que nunca engañó.

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Una ruta más que asequible para un día en familia es la subida al Ibón de Piedrafita, en el Valle de Tena (Pirineo oscense).  Hace poco estuve pasando el día por la zona y me topé con una planta de la que había oído hablar mucho.

Se trata de Hippophae rhamnoides, el espino amarilloUna planta de la familia de las eleagnáceas, es decir, pariente de Eleagnus angustifolia, un árbol muy usado en jardinería y que ha acabado siendo "invasor" en bosques riparios del centro peninsular. 

 
Hippophae rhamnoides en su ambiente

Nuestro arto (o espino) es una planta muy habitual en Europa pero muy rara en la Península Ibérica.  De hecho, solo se conoce en el Pirineo; y dentro de éste, únicamente en la Cuenca del Gállego y zonas adyacentes.

Es más, dentro de esta área tan reducida, únicamente podremos encontrar esta planta en suelos inestables de torrenteras,  ya que éste es su hábitat.

 Aquillegia vulgaris, una preciosa ranunculácea

Esta planta la había oído nombrar cuando sucedió la Tragedia del Camping de Biescas, ya que se dijo que el eminente botánico Pedro Montserrat, en un informe de 1987, avisó de la existencia de Hippophae rhamnoides en la ubicación del tristemente famoso camping.

Aspecto del arbusto

En el informe añadía que esta planta"compite con las sargas y rosales, penetrando en los conos de barrancos laterales como el de Arás. Es mata de mal agüero, de ambiente torrencial, de rambla indómita que algún día volverá por sus fueros; quisiera ser mal profeta".

Los bucólicos torrentes de alta montaña pueden transformarse en pocos minutos

Leerlo ahora pone los pelos de punta, pero el caso es que escrito estaba.

La tragedia de Biescas es una de esas típicas fechas que todo el mundo recuerda donde estaba o qué estaba haciendo, o al menos eso se me antoja a mi.  Recuerdo que estaba el cielo negro, tronando sin parar y pensé "la que estará cayendo en la montaña...".

 Arremolinados al borde de los cantiles calizos encontramos a los pinos negros

Al rato se empezó a correr la noticia, por compañeros que estaban entonces en la Cruz Roja, que habían empezado a subir todos a Biescas.  En pocas palabras, el 7 de agosto de 1996, una tormenta descargó en pocos minutos más de 200 mm sobre la cabecera del barranco de Arás.  La gran intensidad impidió que el terreno pudiera infiltrar, por lo que prácticamente toda la lluvia se transformó en escorrentía.  Toda esa agua provocó la rotura de casi 40 presas de retención de sedimentos que había diseminadas por la montaña y el resultado fue una inmensa riada de 130.000 toneladas de lodo y rocas, que se llevó por delante la vida de 87 personas.

Quiero únicamente presentaros al espino amarillo porque no quiero rememorar algo sobre lo que ya se habrán escrito ríos de tinta; aunque por otra parte, siempre tengo la impresión de que no aprendemos de los errores.  Lo digo pensando en temas como el recrecimiento de Yesa y similares. 

 A la izquierda trazado del Torrente de Arás antes de la tragedia.  A la derecha encauzamiento nuevo.  
Foto extraída del blog "Esmemoriáus".

A nuestro Hippophae rhamnoides, testigo triste de todo aquello, lo seguimos encontrando en los mismos sitios.  Yo al menos me lo encontré donde se supone que hay que encontrarlo, al lado de un torrente que baja del ibón de Piedrafita.

Es una planta muy poco habitual, aunque últimamente se le ha encontrado un curioso uso.  Sus pequeños frutos son usados para alimentar a los salmones de vivero, ya que así el salmón coge el color rosado habitual en los salmones salvajes, y que de otra manera el de vivero no adquiriría.

Sinceramente, lo único que he deducido de todas estas historias, es que la que nunca nos engañará es la planta. 


Bonitas aguas del Ibón de Piedrafita

Puertos de Tortosa-Beceite

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Este fin de semana pasado me pasó algo curioso.  Mi familia estaba en la playa y me podía unir a ellos el jueves, así que pensé "Perfecto.  Madrugo y hago algo de monte cercano antes de unirme".  

Qué grande mi alegría al ver que muy cerca de esa playa estaban los Puertos de Tortosa-Beceite y qué grande mi tristeza al comprobar después la previsión del tiempo.

 Bonito paisaje en los Puertos

Geológicamente, los Puertos de Tortosa-Beceite son el resultado de la confluencia del Sistema Ibérico con la Cordillera Prelitoral Catalana y, al menos a mi, me sorprendieron.  Tal vez si has estado en la zona entrando desde Teruel puedas suponer algo de lo que ahí se esconde, pero pensando en Tarragona y Castellón no te haces a la idea de lo que puede dar de sí un territorio de senderos a unos 1000 m de altitud, con una precipitación media anual de 800-1000 mm y una climatología que en invierno debe ser, digamos, poco agradable.

Monumento a la cabra hispánica, omnipresente en la zona

En lo poco que vi, descubrí kilómetros y kilómetros de sierra por recorrer, con un bonito paisaje de curiosas formas calizas, recubiertas de pinar de Pinus sylvestris y Pinus nigra; acompañadas de gran cantidad de caducifolias e incluyendo una amplia zona de hayas, los llamados Fagedes de les Ports, que ostentan el título de "hayedos más meridionales de la Península" (junto a la Sierra de Ayllón).  

Ambiente poco optimista al pasar "El Portell" (lo que aquí llamarías "Portillón") y adentrarme en el Parque

Tras planificar una preciosa ruta para visitar El Faig Pare (el Haya Padre), el Pi gros(el Pino Grande) y otras maravillas; compruebo aemet y me encuentro con alerta amarilla por lluvias y tormentas.  Con la mala fama que tienen las crecidas de esas rieras y el mal fario que da tener que recorrer tantos kilómetros de pista para llegar al destino.

A la derecha, uno de los numerosos acebos. 

De todas formas, me resistía a no conocer la zona, así que preparé varias pequeñas rutas circulares (por aquello de no alejarme más de hora y pico del coche) y alguna larga,por si el tiempo me daba una ventanita de sol.  

Acer opalus, el acirón.  Para distinguirlo del Acer campestre fijaos en las sámaras.  Opalus las tendrá formando ángulo cerrado y A. campestre formando 180º

Por cierto, que estás tan acostumbrado a ir por el Pirineo que se te olvida lo que es ir por sitios que desconoces totalmente.  Me costó un rato hacerme a la idea de la zona, así que os dejo la web que consulté para las excursiones típicas desde la provincia de Tarragona (ya que he perdido ese rato, os lo intentaré ahorrar).  Esas "áreas recreativas" son los puntos donde puedes dejar el coche y se accede a ellas desde los pueblos que te indican  (por cierto, que si quieres también hay mapas publicados de la zona a 1:40.000).

 Sorbus aria, el mostajo, también muy numeroso.  Para conocer bonitas curiosidades sobre el género Sorbus, visitad este buen blog.


Yo insistía en ir a ver esos árboles, así que planifiqué algunas rutas que sobre el papel y las fotos tenían buena pinta:

- Opción A: Desde Mas de Barberans (pueblo cercano a Tortosa), sigues dirección La Sènia y un par de kilómetros después a la derecha sale la pista hacia "Área recreativa de la Vall" (todo con carteles).  Ahí hay varias rutas turísticas cortitas para conocer la zona y alguna de ellas podía ser enlazada con la que yo quería hacer.  La verdad es que te va empeorando la cara conforme vas cruzando badenes hormigonados con carteles de "peligro zona inundable en lluvias", ves las precauciones que toman en la zona ante las crecidas en los torrentes y ves las pintas del cielo.  Al final, tras ver la red instalada en el barranco para detener "bolos" de la foto y oír algún trueno, decidí pasar al segundo plan.

Impresionante infraestructura de contención en el barranco de acceso al "Area de la Vall"

- Opción B: Retrocedo unos 14 kilómetros hasta Roquetes, donde parte la carretera hacia “Cima Caro” y "área recreativa de Cova Avellanas”.  Son unos 15 kilómetros llenos de curvas “de las que se cogen en segunda”, pero que te llevan hasta la misma cima del Monte Caro, el pico más alto de los Puertos.  Justo antes de llegar a la cima sale un desvío que se interna en los Puertos y llega hasta dicha área de “Cova Avellanas”.  Yo paré donde acababa el asfalto por la mala salida que iba a tener como empezase a llover (mucha pendiente, etc), pero en un día normal se puede llegar hasta la zona de aparcamiento y ahí probar los senderos que proponen. 

Monte Caro (1.442 m), la más alta de las cimas de los Puertos

Hice una de las rutas y estuve dando vueltas pero desistí definitivamente de intentar llegar a ver esos árboles, por la mala pinta que tuvo el cielo todo el día (aparte de que llovió todo el día a ratos).   No obstante, me gustó bastante lo que vi, con un montón de preciosos e inmensos acebos, mostajos, arces, sotobosque de helechos y sobre todo, pinos.   En las zonas bajas domina Pinus nigra y en las altas Pinus sylvestris.

Pinus nigra, principal en las zonas más bajas, fue en su día objeto de explotación

Y ya que cada día aprovecho para presentaros una especie, este bosque es perfecto para que conozcáis y no volváis a confundir Pinus nigra.  También es conocido como pino laricio, pino nasarre y un largo etcétera.  Ya comenté hace tiempo cuatro cosas sobre como diferenciar estos pinos, así que no os aburriré.  De todas formas, un pino grande de esta especie es inconfundible con sus acículas largas, rígidas y gruesas, típico de un ambiente serrano como el que nos ocupa.

Largas y gruesas acículas de Pinus nigra

Al tiempo que vamos ascendiendo por la montaña, el nigra va siendo sustituído por sylvestris y las formas y el paisaje van también variando, conforme salimos del abrigo de los montes y salimos a los cordales, donde los vientos azotan fuerte gran parte del año.

Vistas desde las sendas que recorren la parte alta de las sierras

Recomiendo acercarse hasta la cima del Monte Caro, aunque solo sea para contemplar la imagen de los pinos retorcidos por los vientos, conocidos como "árboles bandera".

La sierra a la que decidí subir y por la que pude explayarme un rato

Espero poder encontrar otra opción de bajar por ahí próximamente y recorrer parte del GR-7 (que atraviesa los Puertos), conocer los Hayedos y darme unas cuantas vueltas sin miedo, como los galos, a que el cielo caiga sobre mi cabeza.  

El karst crea unas bonitas formas, con el fondo de la desembocadura del Ebro

 De momento, os doy ideas para el verano.  A disfrutar...

El viento da a estos Pinus sylvestris de las cumbres la forma de"árbol bandera"


¿Estamos siendo invadidos?

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Una vez más, vuelvo con uno de esos temas sobre los que reflexiono de vez en cuando.  Es el concepto de "especies invasoras", bajo el cual solemos englobar todo lo relacionado con esta idea:  En nuestros ecosistemas están apareciendo continuamente especies que hasta hace poco no estaban.  

En los medios de comunicación se oyen a veces noticias breves de este estilo:  "Está desapareciendo el cangrejo de río por culpa del cangrejo americano". O "está desapareciendo el visón europeo por culpa del visón americano". 

 Trampeo de galápago en el Ebro

Sin entrar en profundidad en ninguno de esos dos casos, todos habremos oído que hay determinadas especies exóticas que se están expandiendo por numerosas causas.

En el caso de las plantas, la principal es la jardinería.  Esta causa engloba casi el 50% de las especies nuevas que encontramos "naturalizadas" por nuestros ribazos, campos y montes (como por ejemplo, Robinia pseudoacacia).  

También podemos hablar de especies traídas por razones agrícolas (lo que supone casi el 40%); especies usadas para repoblación u obras de control de erosión (que interesan por su rápido crecimiento, como el eucalipto o el ailanto), etc. 

Ailanthus altissima, el omnipresente ailanto

Y si añadimos la fauna, podemos hablar igualmente de importaciones, que bien sin darnos cuenta, bien intencionadamente; acaban ocasionando infinitos ejemplos de plagas como el más que dañino Picudo rojo de la Palmera; el mosquito tigre, el mejillón cebra, etc; que ya forman parte de nuestro día a día. 

Por último, todos habremos oído hablar de sueltas incontroladas por parte de determinadas personas o grupos:  Las cotorras de Kramer en Zaragoza capital, y que tarde o temprano acabarán expandiéndose a través del Huerva o del Gállego; las sueltas por parte de grupos "ecologistas" de visón americano, castor, etc.

Y no es que esto no sea cierto y, además en muchos casos, vergonzoso; lo que ocurre es que en mi opinión, se pone el acento, el foco, en las especies exóticas, porque son llamativas para todo el mundo y por tanto fáciles de recordar.  

Y es que el tema es mucho más extenso y complejo, y me da la impresión de que siempre se dan respuestas fáciles para preguntas difíciles.  Porque como en cualquier problema que se genere en un ecosistema, son tantas las relaciones mutuas de todo con todo, que es muy difícil discernir qué causa qué y qué es un efecto de qué.  Por eso, ante los casos de invasión, la pregunta que se vienen haciendo los científicos hace tiempo es:  ¿Son estas especies exóticas las que están provocando el cambio en el ecosistema? ¿O hay un cambio provocado por muchos factores y estas especies simplemente se están aprovechando?  Usando el término de la revista Ecology, ¿estas especies son conductoras o pasajeras del cambio?

Inmensos nidos de Cotorra de Kramer en los plataneros de la ribera del Ebro

En este sentido os expongo un ejemplo muy curioso que leí en Investigación y Ciencia:  En ciertas zonas de Estados Unidos se estaba detectando una disminución de la población de gramíneas autóctonas y un incremento de dos especies exóticas, Poa pratensis y Dactylis glomerata.  Resumiendo mucho, dos científicos  se dedicaron a eliminar la mayor parte de la población de estas especies, para ver si efectivamente el ecosistema volvía al estado "original".  El resultado fue un nuevo ecosistema, en el que no volvieron las gramíneas originales, sino que hubo una disminución de la población total de este tipo de herbáceas y una invasión de la zona por parte de herbáceas con flor, del tipo girasol.

Y no estamos hablando de ecosistemas frágiles de pequeñas islas, con especies no acostumbradas a competir, sino de ecosistemas complejos como puede ser un bosque norteamericano.  ¿Podríamos extrapolar este experimento a, por ejemplo, simular que podemos eliminar toda la población de cangrejo americano?  Porque a lo mejor también nos encontrábamos con que la población de nuestro cangrejo autóctono no remontaba.  O a lo mejor sí.

En lo que sí está de acuerdo todo el mundo es en la expansión de determinadas especies y en el retroceso de otras.  Y sí que hay especies exóticas que están expandiéndose, pero las que realmente se están llevando el gato el agua son especies autóctonas de las llamadas "generalistas", en detrimento de las "especializadas".

¿qué quiere decir ésto? Que en un ecosistema poco perturbado, es decir, poco afectado por la mano del hombre, todas las especies están interrelacionadas de una manera muy estable y cualquier especie foránea que intente introducirse acaba siendo expulsada, no tiene éxito invadiendo.  Sin embargo, cuanto más perturbados están los ecosistemas, más perturbadas están las relaciones entre las especies que lo componen, por lo que más fácil es que una especie encuentre una "ventanita", un hueco por el que introducirse en el ecosistema y establecer sus propias relaciones.

Robinia pseudoacacia

Como a nivel general, el hombre está expandiéndose, es decir, como los ecosistemas cada vez están más antropizados; las especies muy "especialistas", muy exigentes con las condiciones del medio, están en franco retroceso.

Por contra, las especies generalistas, las que podríamos decir, que "todo les viene bien", cada vez están expandiéndose más.  Así le sucede a nuestra picaraza (Pica pica), a las palomas torcaces o a muchas otras, que no necesariamente tienen que ser exóticas para que nuestros ecosistemas acaben variando.

 http://www.europe-aliens.org/speciesTheWorst.do
Clica en la imagen para acceder a la base de datos europea de especies "alien"


Resumiendo, creo que debemos reflexionar teniendo en cuenta que, en general, los mecanismos de control de poblaciones invasoras son muy costosos y su efectividad es más que dudosa.  Hay que insistir en la prevención y ser conscientes:  Si vamos con nuestra piragua y no nos apetece seguir los protocolos de limpieza por el mejillón cebra, ponernos en la piel del agricultor que tiene que gastar su dinero en cambiar las tuberías cegadas por el mejillón.  O simplemente pensar en lo que nos cuesta, vía impuestos, los tratamientos que hacen los Ayuntamientos contra determinadas plagas como el Picudo Rojo.

Es decir, que los que se encargan del estudio de las especies invasoras y su impacto, puedan seguir estudiándolas y que los que convivimos con ellas tengamos claro que debemos actuar de forma responsable.  

Esa es la parte buena y la parte mala de tener todos nuestra parte de culpa.  Como leí hace poco en un cartel:  "Eres el resultado de 4.000 millones de años de evolución.  Actúa como tal".







Las plantas son alucinantes

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Todos nosotros, en mayor o menor medida, conocemos las infinitas utilidades que desde el inicio de los tiempos nos han proporcionado las plantas.  Nos hemos vestido con algodón o lino, calzado con cáñamo, calentado con leña, alimentado con frutos y hortalizas, construido viviendas con troncos y un larguísimo etcétera.

 Ecballium elaterium, el Pepinillo del diablo.  Cucurbitácea purgante, abortiva y tóxica muy potente, que puede ocasionar hemorragias internas e incluso la muerte.  Ribazo en Juslibol (Zaragoza)

Los usos farmacológicos de las plantas también son milenarios y en muchos casos han quedado “fosilizados” en el nombre científico.  Hay gran cantidad de plantas con el apellido officinalis (literalmente “que está en la officina"), los antiguos almacenes de los monasterios donde se guardaban las plantas de uso medicinal.  Así tenemos el Romero (Rosmarinus officinalis), la Valeriana (Valeriana officinalis) y un largo etcétera.  


Solanum dulcamara.  Venenosa para el hombre pero no para los pájaros, que gustan de comer sus tomatitos y esparcir así las semillas.  Soto de Cantalobos (Zaragoza)

Siempre me maravilló la transmisión oral desde tiempos inmemoriales de todos estos conocimientos.  Cómo, al igual que los animales, el hombre iba observando qué plantas servían para unos usos y cuales para otros.
 
Helleborus viridis.  Pertenecientes a las Ranunculáceas, los eléboros son altamente tóxicos.  
Hayedo del Valle de Tena (Huesca)


Ciertamente, en muchos casos eran erróneos, como la “Teoría de las Signaturas”, que hacía pensar que el propio aspecto de la planta te avisaba de “para qué servía”.  Es decir, que si las hojas tenían forma de hígado, servían para curar las afecciones del hígado.

Hepática nobilis, llamada así por su uso para curar problemas del hígado.   
Hayedo del Valle de Tena (Huesca)




Pero, supongo, siguiendo de manera intuitiva el sistema “ensayo-error”, se ha llegado a lo que tenemos en la actualidad.  Y en este sentido, una familia que siempre me ha sorprendido son las Solanáceas.


Se podría decir que esta familia alberga las especies más venenosas y también las más consumidas por el ser humano.  Son solanáceas todas las plantas conocidas por su uso en brujería: El estramonio, el beleño, el beleño negro, la belladona, la mandrágora…. ; pero también lo son cultivos tan extendidos como la patata, el tomate, la berenjena o el tabaco.


Datura stramonium, el estramonio, planta "alucinante" por excelencia.  Erial en la Depresión del Ebro.



Este veneno lo proporcionan gran cantidad de alcaloides como la solanina, la nicotina, la escopolamina o la atropina.  De hecho, en el Renacimiento se consideraba un rasgo de belleza los ojos grandes, por lo que las mujeres usaban la atropina de las bayas de la belladona para que se les dilatasen las pupilas, de ahí el nombre común de belladona.  Huelga decir el porqué de las alucinaciones y "vuelos" de las brujas tras consumir estas plantas, aunque la manera en que consumían estos ungüentos y la idea que tenemos de verlas "montadas" en escobas proviene de un curioso origen.

En la naturaleza nada es gratis, por lo que lógicamente las plantas invierten energía en generar estos compuestos para sus propios usos.  Como el tabaco (Nicotiana tabacum), que produce la nicotina como elemento neurotóxico para los insectos (y de hecho, durante mucho tiempo se usó la nicotina como insecticida).

Típicas hojas, flor y fruto del estramonio.  Dentro del fruto están las semillas que se consumen.

Pero lo que más me sorprende es la transformación de otras plantas como la patata (Solanum tuberosum), la berenjena (Solanum melongena) o el tomate (Solanum lycopersicum) en plantas consumidas por el ser humano.  Y no es que muchas de estas plantas no contengan estos alcaloides, sino que nosotros consumimos la parte en la que no hay.  


Bryonia dioica, la nueza negra.  Cucurbitácea sumamente tóxica.
Soto de Cantalobos (Zaragoza)

La mayoría de estas plantas provienen de Suramérica, aunque no entro en detalles porque el origen y evolución es distinto en cada una.  El tomate, por ejemplo, ya era conocido por los aztecas como xītomatl, fruto con ombligo.  La patata, por su parte, era conocida en el altiplano andino hace ya 7000 años con el nombre quechua de papa; al ser importada a la Península, se lió el nombre entre papa y batata (también importada en esa época) y salió este vocablo patata, mal dicho pero aceptado.  

En fin, que como en la mayoría de cultivos, lo que ahora consumimos procede de la domesticación de sus ancestros silvestres, de los que generalmente se ha mejorado el tamaño del fruto (o lo que nos haya interesado), se ha homogeneizado la fecha de maduración, se ha intentado reducir la toxicidad, se han quitado pepitas "molestas".....

Tomateras en Lalueza (Huesca).  Las solanáceas domesticadas

Como veis, éste es un tema, por definición, alucinante.  Miles de años cultivando y transmitiendo el conocimiento nos contemplan mientras nos comemos tranquilamente un tomate.

Ruta botánica por Ayerbe: La Fontaneta y L'azud

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Las vacaciones con pequeños no dan tanto de sí (mejor dicho, son distintas), así que he aprovechado para conocer mejor lugares que, por cercanos, solemos tenerlos infravalorados.

 Torre de San Pedro, del s.XII

He estado dando vueltas por Ayerbe, en el Prepirineo oscense, y he redescubierto rincones que me han gustado, así que hoy os voy a proponer algo distinto. Se trata de una pequeña ruta botánica por "La Fontaneta" y "L'azud", sin desnivel y alrededor de un kilómetro de distancia, recorriendo un pequeño bosque de galería que se extiende aguas arriba y abajo de  la zona conocida como “La Fontaneta”.


Gabardera, rosal silvestre, escaramujo o tapaculos, típica planta de sotobosque


Sorbus domestica, el serbal común, con sus frutos en forma de perita


Al ser una ruta botánica no hay duración fija, ya que cada uno se puede explayar lo que quiera reconociendo especies. Os la cuento, por si alguien quiere descargársela y aprovechar estas fiestas de Santa Leticia para ver el lugar con otros ojos.


La hiedra devora totalmente árboles completos

Cualquier bosque cambia dependiendo de la época en que la visitas, así que os voy a hablar casi en exclusiva de árboles y arbustos. Porque me gustan más, los conozco mejor y podemos disfrutar reconociéndolos en primavera, verano, otoño y muchos también en invierno.


Estas pequeñas galerías permiten estar fresquito incluso en excursiones a pleno sol

En cuanto a la ruta en sí, y aunque lógicamente no me hago responsable de ningún percance que pueda sufrir nadie que visite estos lugares, no presenta problemas para realizarla, aunque digamos que está más bien poco “arreglada” para la visita. Y digo poco arreglada porque en parte discurre por caminos muy transitados y en parte está un poco abandonada. Hay una especie de “quitamiedos” de obra en 3-4 metros que discurren junto a un cortado, pasa la vía del Canfranero y hay un par de pasos incómodos para personas mayores o muy niños. Lógicamente, cualquier persona acostumbrada a caminar por el monte, desde niños de 6-7 años, puede hacer el recorrido sin ningún problema porque se trata de eso, de un camino.


Los paisajes en los bosques de ribera nunca defraudan

Resumiendo, el primer tramo es un camino que discurre entre huertos, por lo que nos encontraremos especies tradicionalmente ligadas al ser humano, aparte de típicas trepadoras de tapiales.


Phoeniculum vulgare, el hinojo

En la segunda parte el camino se interna en el bosque de ribera (de estos bosques hablé hace algún tiempo), por lo que encontraremos las especies ligadas a estas condiciones; y en la tercera parte, una vez llegamos al final del recorrido, podemos volver por la otra orilla, que discurre ya por la parte alta y cerca de campos, fuera ya del soto.


Aligustre (izquierda) y majuelo (derecha), presentes por toda la ruta.

La ruta (track descargable aquí) comienza en el camino llamado “La Canal”, que parte del final de la Plaza Alta (Plaza Aragón) a la derecha, cerca de la Torre de San Pedro y justo al lado del nº 37 de dicha Plaza.
Unos 50 metros y en la bifurcación tomamos el camino de la derecha, que bordea un Centro Transformador para pasar junto a un pequeño estanque y sigue otra recta. Justo en esta curva veremos un edificio que llama la atención en semirruina; se trata de un antiguo horno cerámico (fabricaban pucheros, platos y similares), que pertenecía a dos hermanos y dicen que eran de los mejores artesanos de Aragón.


Restos del antiguo horno cerámico

El comienzo de nuestra ruta transcurre entre huertos, con tapiales comidos por la vegetación; el derecho por hiedra y el izquierdo por sabuquero o saúco (Sambucus nigra).


Inicio del camino de "La Canal"

La hiedra es una trepadora que nos es muy familiar y que presenta dos hojas claramente distintas: las romboidales corresponden a los brotes fértiles, donde observaremos flores; y las palmeadas de brotes estériles.


Hiedra con sus dos tipos de hojas, romboidales (izqda) y palmeadas (dcha)

El sabuquero, muy conocida en el medio rural, será fácilmente reconocible en estas fechas por sus rácimos colgantes. Su hoja es imparipinnada, es decir, es compuesta y tiene un número impar de foliolos (varios pares y uno terminal).


Hojas imparipinnadas y frutitos negros del saúco

Pasamos también junto a otras especies típicas de los alrededores de los pueblos, como una higuera (Ficus carica) o un nogal (Juglans regia). También podremos observar entre la hiedra, Rubus ulmifolius, la zarzamora; y otra típica trepadora, la betiquera (Clematis vitalba).


Aspecto del Asparagus acutifolius, una especie de espárrago silvestre

La clemátide, hierba de los pordioseros o petiquera es una vieja conocida en el mundo rural, ya que antiguamente se fumaban sus tallos, el famoso “tabaco de petiquera”. Es también conocida como hierba de los pordioseros porque el contacto con la planta puede producir llagas, y se dice que antiguamente los pordioseros (los que iban pidiendo una limosna “por Dios”) se frotaban con esta planta para producirse llagas y dar más pena.


Clematis vitalba, la clemátide o petiquera

Giramos la curva y seguimos observando más especies: Un laurel (Laurus nobilis), cañas (Arundo donax) y auténticos fósiles vivientes sobresaliendo de entre la hiedra del murete de la izquierda: son Equisetos, las plantas superiores más antiguas que se conocen, y usados para gran cantidad de aplicaciones debido, entre otras cosas, a sus tallos ricos en sílice.  Desde propiedades diuréticas hasta usado como limpiaplata.


Equisetos.  Las "marcas" negras son las hojas

Otro arbusto muy habitual de la zona es Cornus sanguinea, el cornejo. Lo reconoceréis porque presenta unas hojas con un reborde ondulado muy característico. Para otoño coge un color rojo muy bonito, aunque el término sanguinea hace referencia al color de sus ramas.


Cornus sanguinea, el cornejo.  Se aprecia el margen ondulado de sus hojas

Llegamos al final de esta curva, observando al fondo a la izquierda los Mallos de Agüero. Delante tenemos pequeños ailantos (Ailanthus altísima, del que ya hablé en "Especies invasoras") y más especies típicas de estos lugares tan humanizados (higueras, laureleros, etc)

Conforme nos vamos internando en la ribera, van desapareciendo estas especies y van apareciendo las típicas de ribera: Chopos (Populus nigra) y olmos (Ulmus minor).


Las vistas hacia el dosel asemejan a veces a un cuadro

Es curioso que el nombre que daban los romanos para definir a los chopos y álamos sea el mismo que para definir un pueblo: Populus.  Posiblemente sean los árboles más habituales en los pueblos desde antaño, pero no tengo claro el origen.

En cuanto al olmo, antaño tan habitual en nuestros pueblos, desapareció casi por completo debido a la grafiosis, una enfermedad producida por un hongo que obstruye los vasos y hace que se sequen las hojas.


Ulmus minor, el olmo común

Llegaremos a una zona en la que hay un grupo de varios espinos albares de gran tamaño, unos 4-5 metros de altura. El majuelo (Crataegus monogyna) es otro de nuestros antiguos acompañantes en los bosques, del que ya hablé en esta otra entrada


Enorme espino albar casi al comienzo de la ruta

Pasamos por debajo de uno de estos enormes y bonitos majuelos, una pequeña subida y llegamos al lugar donde acabará la ruta (a la vuelta). Aquí vemos unas escaleras que bajan hacia “La Fontaneta”, descendemos y podemos seguir encontrando especies nuevas. Robinia pseudoacacia es otra de las especies “invasoras” de las que ya hablé y que encontramos naturalizadas en muchos sitios.


Bajada que va a dar de bruces con este gran espino albar

Enfrente veremos una chopera que plantaron los escolares de Ayerbe hace unos 57 años, en el Día del Árbol, bonita tradición (de la que se habla profusamente en este buen blog) que ya se ha perdido. Los niños plantaron estos árboles e incluso les daban una especie de escritura, ya que se tenían que hacer cargo de su cuidado.


Chopera plantada en aquellos memorables "Día del árbol" escolares

Pasamos la Fontaneta y seguimos por el camino (hay 3 caminos, el de la izquierda baja decididamente a cruzar el río, el de la derecha sube al camino por el que volveremos; nosotros cogemos el del centro).  Este camino al principio está a tramos anegado, por las diversas fuentes que manan. Convendría desaguar estos manantiales, para evitar que el camino se estropee.


Viburnum lantana


Fraxinus angustifolia, el fresno de hoja estrecha

En el bosque de galería seguiremos encontrando nuevas especies, como el fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) y el almez o litonero (Celtis australis). El litonero es otro conocido de los “viejos” niños, ya que solían comer sus frutos para usar los huesos como proyectil de cerbatana.


Escaramujo al fondo y litonero en primer plano

En los claros del bosque podremos encontrar especies más mediterráneas, como el boj (Buxus sempervirens), la coscoja (Quercus coccifera) y la carrasca (Quercus ilex).


Quejigo con una agalla, tumores consecuencia de la picadura de un insecto

De estas especies poco más se puede decir, pero os cuento una aplicación que igual alguno no conoce. Cualquiera que haya tenido hijos sabe de los problemas de irritaciones que tienen los bebés en el culete, especialmente cuando les salen los dientes, algo que para muchos es un verdadero calvario. 


Paisajes relajantes toda la ruta


Siempre hay una planta que da un toque de color

Me han contado que hay un remedio que es mano de santo, hirviendo corteza de carrasca en agua. Yo no probé a hacerlo, pero me han contado que si lo queréis intentar, hacedlo en una cazuela a la que tengáis poco apego, porque se tiñe de rojo y no se puede quitar. Si tenéis el problema pero no queréis liaros a hacer pruebas, sé que hay farmacias que comercializan “Agua de carrasca”.


Eléboro fétido.  Ranunculácea extremadamente tóxica



Incluso en un mediodía cálido de verano se puede disfrutar de esta ruta

Bueno, nosotros a lo nuestro. Cruzamos el río a la otra margen, seguimos por un claro y pasamos por debajo del puente de la vía. El camino sigue y las especies continúan apareciendo, como eléboros (Helleborus foetidus)Euphorbia characias, aligustre (Ligustrum vulgare) o hinojo (Phoeniculum vulgare). Este último os sonará por la gran cantidad de usos en cocina.


Euphorbia characias

Nos acercamos al final del camino

Al llegar al final de la ruta podemos acercarnos al azud, que antiguamente fue usado como piscina natural, hasta que una gran tormenta anegó el embalse. Hay un gran y viejo sauce (Salix sp) en el recinto, otro típico representante de las especies de ribera.  Se ven grandes rocas de toba (llamadas aquí tosca), creadas a partir de la precipitación de las sales que el agua lleva disueltas.


L'azud.  


Adiantum capillus-veneris, helecho típico de rocas donde rezume agua

Tras ver el azud, subimos por el camino donde en esta época podemos ver achicoria (Cichorium intybus), cuyas raíces tostadas fueron usadas como sustitutivo del café en tiempos de escasez y sus hojas tiernas consumidas en ensalada. También encontramos un almendro, probablemente amargo (del que hablé aquí) resistiendo solo.


A finales de verano l'azud se encuentra seco



Cichorium intybus, la achicoria.

Volvemos por el camino y si nos fijamos aún podremos encontrar especies no mencionadas, como las muy venenosas Solanum nigrum Solanum dulcamara (hablé de ello aquí)el aladierno (Rhamnus alaternus), madreselvasalfalfa silvestre o el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus, del que también he hablado ya). 


Solanum dulcamara



Solanum nigrum, los tomatitos del diablo

El arbusto predominante en muchos lugares es Osyris alba¸ que sin ser de la familia de las retamas, es también conocida como retama loca. Esta especie crece parasitando las raíces de las plantas que le rodean.


Osyris alba, la retama loca.

Y conforme nos acercamos al final del camino podemos fijarnos en especies plantadas como pinos (Pinus halepensis), cipreses (Cupressus sempervirens), negundo (Acer negundo) o una zona donde, si nos fijamos en lo alto, veremos grandes masas de muérdago (Viscum album, del que comenté algo aquí), alimentándose de varias robinias y chopos. 


Acer negundo, otra de las especies invasoras más extendidas, aquí plantada


Viscum album, el muérdago.  Se ven las pequeñas bolitas con las que se hacía el "besque"

Faltarán muchas especies del sotobosque que yo no habré comentado y muchas flores de las que no he hablado. Incluso ahora, fuera de temporada, aún vemos Viborera, Gordolobo, Asteriscus spinosus y un largo etcétera.


La belleza está siempre presente.  Solo hace falta mirar con ganas de encontrarla.

Como vemos, en un sitio tan cercano, con pocos conocimientos y en tan poco tiempo, habremos reconocido en torno a 40 especies de plantas. Si nos damos cuenta de toda esta riqueza, valoraremos más nuestro entorno y disfrutaremos más de los paseos.

 Leyendo en plena naturaleza.  ¿se puede pedir más?


Nota: En estos tiempos estamos ya muy acostumbrados a ver el monte lleno de cartelitos, paneles interpretativos, señales, etc, así que tal vez no veáis claro como hacer esta ruta.  Independientemente de que en plena crisis es complicado encontrar financiación, si alguno tiene ganas de hacer la ruta, basta con encontrar ese alma de explorador que seguro todos tenemos dentro.  Por si vais justo de instinto explorador, os he puesto el track, aunque hecho a mano, porque se perdía la señal del GPS.  Recomiendo apuntarse todas estas especies en una hoja e ir tachando conforme las encontreis.  Seguro que no os defraudará. 

Las Torres de Hernán Centeno

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Por una u otra razón, prácticamente todo el mundo conoce los valles que conforman el límite norte de Cáceres:  La Vera, el Jerte, las Hurdes...

Al oeste de las Hurdes se extiende la Sierra de Gata, comarca natural que teniendo los mismos o más alicientes que los valles mencionados, sigue siendo una gran desconocida.

San Martín de Trevejo, de noche

Creo que siempre que os he hablado de esta Sierra os he recomendado conocerla, pero además, debo deciros que el pueblo que más merece una visita es........ el pueblo de mi padre, San Martín de Trevejo.

Ya está, ya lo he dicho.  Lo dijera como lo dijera, iba a parecer poco imparcial; así que os lo recomiendo claramente.


San Martín de Trevejo, de día

He estado de nuevo este verano por aquí, disfrutando de familiares, paisajes, gastronomía y otros. Iba a decir disfrutando del clima, pero más de un día el tema del frío y el viento se les había ido de las manos. Aún así, hemos disfrutado igualmente, para qué negarlo.

Tras un corto rato subiendo vemos claramente nuestro objetivo, Las Torres

En otras ocasiones he dado a conocer diversos lugares de la zona, así que esta vez quería acercarme hasta las llamadas Torres de Hernán Centeno, conocidas localmente como As Torris (Las Torres); y para ello seguiremos el camino marcado como “Puerto de Santa Clara”, común con la subida a Jálama.

Detalle del abundante codeso (Adenocarpus complicatus).  Se aprecia la Calzada Romana


La litología de toda esta zona es principalmente granítica, es decir, que la roca madre es granito; por lo que al meteorizarse ésta, se han creado suelos compuestos de sílice, lo que en la práctica llamamos suelos ácidos. El suelo condiciona la vegetación, así que podremos descubrir especies (llamadas “acidófilas”) que no vemos habitualmente si frecuentamos el Pirineo y Prepirineo, que es mayoritariamente calizo y, por tanto, básico.

Los viñedos adquieren un aspecto muy particular al crecer sobre suelos silíceos tan someros.  
De la tradición vinatera serragatina da fé el mismísimo Cervantes, que nombra los vinos de Descargamaría en"El licenciado Vidriera"
  
La ruta hacia Santa Clara comienza entre campos y pastizales, mejorando el paisaje conforme vamos ganando altura (por cierto no hagáis ningún caso a las señales que marcan 5 horas hasta arriba). En este primer tramo, orientado al sur, el camino está flanqueado de abundante vegetación, entre la que podremos observar el enmarañado codeso (Adenocarpus complicatus) y abundante torvisco (Daphne gnidium).

Torvisco (Daphne gnidium) 

Este último lo conocía de la preciosa película “Entre lobos”, cuando enseñaban al niño a encontrar y reconocer plantas, usando la naturaleza como botiquín, como se hizo desde tiempos inmemoriales. El torvisco es una planta muy tóxica, aunque antaño se usaba incluso como cauterizador de heridas, introduciendo un palito de madera de torvisco tras agujerear las orejas a las niñas para poner el pendiente.  También usaban sus propiedades los pastores, para facilitar los partos a ovejas y cabras.

Durante un buen trecho nos rodean arbolitos de zumaque


Posteriormente pasamos por un tramo con abundante zumaque (Rhus coriaria), planta que adquiere un bonito color en otoño. Dioscórides, el famoso cirujano de los ejércitos de Nerón, describe el uso de esta planta para curtir cueros; por lo que se cultivaba abundantemente en los alrededores de las tenerías.

Detalle de Rhus coriaria, el zumaque

Poco a poco entramos en el Castañar de O Soitu, del que poco más se puede añadir. La orientación de esta ladera y las abundantes precipitaciones provocadas por el choque de los vientos atlánticos en la Sierra, hacen que de golpe te internes en un bosque oscuro, húmedo, fresco y lleno de preciosos ejemplares de castaño, helechos, acebos, olmos de montaña y un largo etcétera.

Entrando al Soto


En el último tramo antes de la frontera con Salamanca, domina el rebollo (Quercus pyrenaica), llamado aquí simplemente "roble".  Al llegar al Puerto y sin cruzar la carretera, traspasamos una cancela que tenemos a nuestra izquierda y nos dirigimos hacia un cordal que sale claramente hacia el oeste, las Torres de Hernán Centeno.

Las hojas de los castaños cubren por completo la Calzada 

El nombre proviene de un personaje que habitó estos parajes en torno al s.XV.  Hernán Centeno provenía de una familia noble de Ciudad Rodrigo que entre otros, eran señores de Peñaparda y sus peripecias comienzan cuando estando en San Martín de Trevejo, fallece sin descendencia Diego Centeno, el entonces primogénito de esta larga familia.  Allí mismo Diego hizo testamento, legando el Castillo de Rapapelo a su hermano Hernán.

El camino se jalona de varios impresionantes castaños  

El Castillo de Rapapelo era una fortaleza levantada en lo alto de la Sierra, a 1270 m de altura; posiblemente, sobre un antiguo castro romano y en lo que ahora son Las Torres.

Actualmente no quedan más que restos diseminados de piedras, sin forma alguna; pero aún en 1641, cuando las huestes del Duque de Alba acudieron a rescatar la villa de Eljas de los portugueses, se resguardaron en las ruinas del Castillo.

Bonita y antiquísima fuente en mitad del camino 

Se dice que su nombre, Rapapelo, viene de su brutal exposición a los cuatro vientos (y doy fé que el viento puede ser potente).  El caso es que Hernán Centeno, desde aquí, se acabó haciendo con el Castillo de Eljas, el de Trevejo y otros varios.

Vamos llegando al Puerto de Santa Clara 

Era aquella una época en la que, según está escrito y al decir de entonces, cada uno hacía lo que quería y andavan a ¡viva quien venze!

La historia de la toma del Castillo de Eljas es curiosa.  Por lo visto, apresó al hijo del Comendador de Eljas, que había salido a visitar a una religiosa del Convento de Sta María del Llano, de la que estaba enamorado.  Hernán Centeno lo apresó y pidió al padre el Castillo a cambio.  Al final, según se cuenta, se quedó con el hijo y con el castillo.  De este episodio queda un viejo romance:

Yo me salí de las Heljas
en ora que no devía,
yva a ver a mis amores
questán en Sancta María,
Prendióme Hernán Centeno
¡que los malos años biva!
desque me tuviera preso
desta manera decía
Si no me das a las Heljas
de aquí no te sacaría”
Mi Padre no tenía otro,
yo dado se los avía.
Desque se los uve dado
hizome gran villanía
mandóme sacar los ojos
con puntas de escrivanía.
Hasta que punto todas las leyendas son ciertas no sé si alguien lo sabe, pero el caso es que debió estar un buen tiempo cometiendo tropelías por toda la zona, hasta que los Reyes Católicos pacificaron la zona.  

Desde el Puerto vemos nuestro objetivo, al que llegaremos tranquilamente siguiendo la alambrada


Retomando el tema de nuestra excursión, para llegar hasta las antiguas ruinas de Rapapelo, tras cruzar la cancela y seguir unos metros el camino que baja hacia Eljas, nos desviamos para seguir cerca de la alambrada.

La alambrada no marca el límite interprovincial como he leído y oído por algún sitio, ya que el término de Eljas se extiende todavía unas hectáreas al norte (derecha) de la alambrada.  


Curioso (a mi parecer) límite norte de Eljas, ya que los arroyos de la parte alta acaban desaguando al río Águeda.  Se ve el Puerto de Santa Clara (llamado aquí "de San Martín").  Fuente: SIGPAC

Pero es curioso pensar que (al menos en teoría), la lluvia que caiga a la izquierda de la valla, irá a parar al Tajo; mientras que la que caiga a la derecha, irá a parar al Duero.  Es decir, que mirando el mapa yo diría que la valla es divisoria de aguas.

Mi padre y mi tío metidos entre escoberas (y resoplando por dentro, y más que iban a resoplar)

Por cierto que veréis las Torres sí son límite entre Cáceres y Salamanca, pero la frontera viene desde un pico llamado “Teso de la Nave”.  Teso es un topónimo muy habitual en la zona, que según el DRAE significa “colina baja con alguna extensión llana en la cima”. 
La definición casa a la perfección con este paisaje, ya que son montañas creadas en la Orogenia Hercínica.  Al ser montañas tan antiguas están muy desgastadas por la erosión, lo que da este relieve suave tan característico.

Mancha de helechos entre la sequedad de las escoberas.  Marcan un afloramiento de agua.  

La excursión en sí lleva poco tiempo. Una hora y poco hasta el Puerto, otra hora y poco hasta la primera Torres y ahí podemos seguir por el cordal, pasando por todas las Torres y bajar hasta Eljas, volviendo a San Martín en una ruta circular de unas 5-6 horas (totalmente aproximado).

Mostajo, aquí llamado mostaxeiru, del cual se comían los frutos.  Yo diría que es Sorbus latifolia, un híbrido entre Sorbus aria y Sorbus torminalis (éste último, si no me equivoco, también he visto por aquí). 

Nosotros elegimos volver hacia el Puerto y coger el camino que va hacia Eljas a media ladera, desviándonos monte a través para bajar a la Divina Pastora y retornar a San Martín a tiempo para una jarra helada en la Plaza.

Por cierto, que de la Divina Pastora también se pueden contar infinitas historias. Si os ha gustado ésta, en cuanto encuentre un momento, os contaré alguna.

Plaza de San Martín de Trevejo, con su torre del reloj (antigua cárcel) 



* Las historias de los Centeno están sacadas de la Biblioteca Virtual Sierra de Gata y del Centro de Estudios Mirobrigenses.

Por la Sierra de Santo Domingo

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Hace pocos días leí la noticia de que la Sierra de Santo Domingo iba a ser declarada Paisaje Protegido, una figura prevista dentro de los Espacios Naturales Protegidos de Aragón.  Y qué casualidad, pocos días después tengo la oportunidad de visitar su vertiente norte.  


Al fondo, el Portillón que comunica la Bal d'Onsella con Biel y Luesia

Si vienes a esta zona desde Zaragoza o Navarra, para llegar a Longás hay que pasar Sos del Rey Católico, Navardún y atravesar la Bal d'Onsella; lo que ya te hace comprender que estamos en un valle un tanto alejado del mundanal ruido.  La Bal d'Onsella (que parece tener la misma etimología que Bal d'Onsera, es decir, "valle donde hay osos") es una larga y tranquila bal; excavada por el río Onsella, que nace en Longás y desemboca en Sangüesa.   

Las opciones desde Huesca son llegar al Puerto de Santa Bárbara y meterte por una pista de 13 km (los últimos 4 o 5 "asfaltados").  Es decir, que en cualquier caso, no es un acceso cómodo.

 Bonito color de las badinas del río Onsella

Precisamente una de las mejoras que seguramente se obtendrán de esta figura de "Paisaje Protegido" es una nueva carretera.  Me contaban que hace unos 30 años se explanó el antiguo camino para hacer una pista transitable y unos 5 años después se "regó", es decir, que le echaron algo de asfalto para convertirla en carretera.  Y por el aspecto que presenta, así se ha quedado hasta el presente.

  Bal d' Onsella.  Una línea sutil a la izquierda es la carretera

Al llegar a Longás y ver todo el monte que rodea el pueblo, destacan hacia el sur la figura del Pico de Santo Domingo (1.525 m) y el Portillón cercano, que permite traspasar las rallas calizas para ir hacia el sur. 

Y precisamente al otro lado, al sur, están los otros dos pueblos que formarán junto a Longás este Paisaje Protegido, es decir, Biel y Luesia (conocido éste último por su famoso Pozo Pígalo).

 Entorno serrano de Longás

Por cierto, que si vas desde el Puerto de Santa Bárbara tendrás la oportunidad de pasar por dos antiguas Pardinas, de las que hablé en otra ocasión.  La Pardina Pequera está al pie de pista y aún tiene algún edificio en pie.

 Pardina Pequera

La Pardina Jabarraz en cambio está un poco elevada sobre la pista y tapada por el pinar de repoblación, así que habrá que estar pendiente del mapa.  Tras pasar unas pocas líneas de pinos salimos a una zona aterrazada, que denota su uso agrario de otros tiempos.  Ahí, comida por las barzas y ortigas, encontramos la que en otro tiempo fue morada de gentes atareadas en todo tipo de labores agrícolas, forestales y pastoriles.  De estos lugares conservaba una letanía que me recitaba un pastor de Agüero: "Mira si he corrido tierra, que he i estao en Jabarraz, Nueveziercos y Pequera y en la Pardina del Chaz 

 Pardina Jabarraz

Entre toda la vegetación que rodeaba las ruinas, había más de una gabardera (rosal silvestre) que presentaba tumores.  Así como ya vimos que los robles desarrollaban una agalla que algunos confundían con el fruto (y que mi padre cuenta que usaban cuando eran pequeños para jugar a las canicas); los rosales, al ser atacados por determinados insectos, desarrollan como defensa este otro tipo de agallas, que parecen musgosas.  Pero es lo mismo, es la manera que tienen las plantas de defenderse de un ataque, desarrollar un tumor que envuelve al insecto.


 Tumor en gabardera (Rosa sp)

Por cierto, que a pie de pista me encontré también con un artilugio que asemejaba un buzón de los habitantes del bosque.  Bajé del coche esperando encontrarme cartelitos del tipo "Señor Tejón", "Señora Rabosa"...; pero me encontré que dentro asomaban varias bolsitas de feromonas.

Yezgo (Sambucus ebulus), saúco herbáceo muy fácil de ver por la zona


Como ya sabréis, los machos de todas las especies podemos llegar a obnubilarnos (por llamarlo de alguna manera) ante un estímulo sexual.  Estas trampas consisten en unas bolsitas que emiten feromonas sexuales, las mismas feromonas que emite la hembra de la plaga que se pretende controlar.  Cuando el macho detecta la feromona, vuela hasta la bolsita y se queda pegado; por lo que en función de la cantidad de machos que encontremos, podemos deducir el momento óptimo para tratar.  En este caso, si no me equivoco, son trampas para Ipslos barrenadores de coníferas.

 Trampa sexual.  Es como una discoteca para las plagas


Una vez en Longás, es ineludible subir al Pico de Santo Domingo.  Yo estuve dando bastantes vueltas por la zona pero no subí hasta la misma cima, aunque prácticamente se puede acceder a ella en Todo Terreno.  No obstante y como lo interesante es hacerlo andando, aquí tenéis una idea de ruta.

 Quitameriendas (Merendera montana), llamada así porque florece cuando acaba el verano y ya no se merienda en el campo

Cuando te vas acercando al Portillón va cambiando la vegetación.  Los Pinus nigra y Pinus sylvestris plantados con las repoblaciones van dejando paso a un bosque mixto con gran cantidad de especies, como hayas, arce campestre, fresnos, Sorbus aria....  Esta zona está escasamente a unos 1.300 m de altitud, pero su disposición este-oeste de seguro hará frenar más de una nube que vaya hacia el sur, por lo que en esta cara norte podemos encontrarnos incluso con grandes árboles de espino albar y acebo (que generalmente los vemos como arbustos, pero si las condiciones son propicias, pueden alcanzar el porte y tamaño de un bonito árbol)

 Tilo (Tilia platyphyllos).  Destaca detrás el verde brillante de las hayas.

Otra de las especies que vi fue el tilo, fácil de identificar por las curiosas y llamativas brácteas que protegen la inflorescencia (y después el fruto, claro).  Es un árbol muy conocido por la infusión que se obtiene de sus flores, la tila; aunque también tiene muchos otros usos.

Si habéis caminado por un paseo de tilos en flor, habréis notado que emite un perfume muy intenso.  Posiblemente por eso el tilo atrae tanto a las abejas y de ahí la "miel de tilo".  De hecho, dicen que se pueden obtener dos cosechas de miel al año; en junio del néctar de las flores y en verano, de la savia (en forma de gotitas muy dulces) que segregan las hojas que han sido picadas por los ácaros.


 Fruto del tilo protegido debajo de esta especie de lengua alargada

Y de la misma manera que el roble está muy ligado a la mitología celta, el tilo lo está a la germánica.  En el Anillo de los Nibelungos, se cuenta que Sigfrido murió de un lanzazo dado en el único punto débil que tenía.  Al estilo del "talón de Aquiles", Sigfrido tenía un punto débil en su espalda, que había quedado tapado por una hoja de tilo cuando se bañó en sangre de dragón para hacerse invulnerable.
Supongo que por esta leyenda y muchas otras, será que el más famoso bulevar berlinés, el que lleva a la Puerta de Brandeburgo, es el paseo  Unter den Linden (literalmente "Bajo los tilos").

Un poquito más cerca, en el Paseo Independencia de Zaragoza por ejemplo, también son tilos todos los árboles plantados.  Ya veis que hay que vigilar que no nos caiga encima ninguna hoja de tilo al caminar....

Trabajos de antaño.  Las terrazas bajan por la ladera hasta el mismo pie de Lobera de Onsella

Y otra curiosidad que pude ver por la zona y que a lo mejor habéis visto en alguna ocasión y no habéis reparado, es un prado con rocas dispersas. 

Si os acercáis, veréis que son rocas de sal, y es porque la dieta a base de pastos en el monte provoca carencias de sales en los rumiantes.
Si los animales se crían estabulados, tienen todas las necesidades cubiertas, ya que a la vez que se les da el pienso compuesto, hay correctores que se dejan a libre disposición del animal, que pasa por el comedero y coge de la tolva.  
Pero los animales criados en semiextensivo, en la época que están en puerto, la única manera de corregir las carencias de sales es dejando estas rocas en las eras.

 Roca de sal

Resumiendo, que me gustó acercarme por la zona, principalmente porque iba a ser declarada Paisaje Protegido.  Pensé ¿qué valores tendrá? ¿etnológicos? ¿arquitectónicos? ¿de biodiversidad? ¿que estado de conservación?.  

Desde luego, en el Pirineo y Prepirineo podemos disfrutar de numerosos lugares que podríamos definir como "auténticos", pero la Bal d'Onsella y la zona de la Sierra de Santo Domingo que visité, merece un día de atención.  Además de disfrutar llegando a nuestro destino, la cima; siempre se puede aprender si observamos con atención a nuestro alrededor durante el "viaje", así que aquí os dejo la idea.

Paisaje de rallas en la Sierra

De la vida pastoril en el Valle de Jálama

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Si existe un lugar donde conocer auténticamente el sabor serrano y pastoril, ese es La Pastora, en la Sierra de Gata. Es un poblado de cabreros, conocido localmente como “La Pastora” o “La Sierra” y conformado por casas y tenas (cobertizos para el ganado) diseminadas.

La Pastora, desde el camino a Eljas

Un antiguo asentamiento en el que la población, a principios del s.XX, aún debía rondar el centenar de personas.  La economía, como no podía ser de otra forma, era de subsistencia y se basaba en los productos de los huertos que atendían las mujeres, la venta de leche y cabritos, huevos, etc.  Y con respecto al resto, deficiencias en todos los aspectos: comunicaciones, asistencia sanitaria, etc.

Camino de La Pastora a San Martín de Trevejo


Oficialmente pertenece a Eljas, aunque sus habitantes tradicionalmente han tenido más relación con San Martín de Trevejo.

Por cierto que con respecto a esto, parece que siempre ha habido discusión entre ambos pueblos. Incluso el día de la Romería de la Divina Pastora, a la que acudían los lagarteirus (nombre de los habitantes de Eljas), mañegus (nombre de los habitantes de San Martín) y los propios habitantes de la Pastora; los lagarteros recitaban esta cantinela a los mañegos: “Mañegus a a laixa, a Santiña e nossa” (es decir, “mañegos, poneros debajo de la laja (una piedra grande) que la Santa es nuestra”).

Roble melojo (Quercus pyrenaica, izquierda) y Rusco (Ruscus aculeatus, derecha)

Yo lo visité volviendo al pueblo desde As Torris, como ya comenté aquíBajamos por la ladera atravesando las escoberas (Retama o Cytisus) y, llegando a uno de los apriscos de este poblado, encontramos sentado debajo de un barroco (bolo de granito) a Tomás de tíu Adón, uno de sus habitantes. 

 El camino está bastante resguardado del sol


Tomás nos acompañó andando a San Martín, amenizándonos el trayecto con historias de contrabando.  Y digo amenizando porque la manera tan expresiva de contar las anécdotas te hace esbozar sonrisas, casi olvidando que, en realidad, estás hablando de hambre y represión.
 Chozo a pie del camino

Historias en las que, por no perder un fardo, se enfrentaban a una escopeta o se jugaban el tipo saltando por un cortado.  Y muchas veces era eso o ser llevados al Cuartel de la Guardia Civil, en unos tiempos en los que ser llevado al Cuartel no era lo mismo que ahora.

El trayecto que seguimos nosotros es el que tradicionalmente han usado en la Pastora para ir a hacer sus compras o a hacer algo de vida social, es decir, unos tres cuartos de hora caminando por un bosque de robles, que finalmente cruza un arroyo y llega al Convento, en la parte baja del pueblo, conocida como "el Fuerte".  

Es un camino que a cualquier turista le puede parecer bucólico, pero que realmente te hace comprender como son y habrán sido las condiciones de vida en este lugar.

Vivienda pastoril de reminiscencia celta

Pasando por el camino (en realidad hay distintos caminos, según el desvío que cojamos desde la carretera que les construyeron y que baja hacia Eljas) que seguían en la romería, veréis un chozo.

Los chozos, llamados en mañego chozus, son viviendas pastoriles de muy antiguo origen.  Los pueblos prerromanos que ocupaban estas tierras eran los vetones y usaban como vivienda unos castros muy similares a los actuales chozos, por lo que tradicionalmente se ha considerado éste su origen.

Chozo en la ladera de Jálama

Se construían con bloques de granito, tanto las paredes como la cúpula.  Una vez cerrada la cúpula, se cubría con escoberas y se recubrían éstas con tierra.  La lluvia hará crecer la hierba y el musgo en la tierra, por lo que el chozo quedaba impermeabilizado.

Los chozos han permanecido en uso hasta hace pocos años.  En las zonas de huertas se empleaban como caseta para guardar herramientas o para dormir si tocaba regar por la noche; y en las zonas de mallás (majadas o malladas) se empleaban como vivienda habitual de largas temporadas para el gañán.  Los chozos más grandes, los llamados chafurdones, eran usados como vivienda en la temporada de la aceituna, para los jornaleros que venían de Portugal o Castilla (Navasfrías, El Payo, etc)

Bonitas construcciones, totalmente integradas en el terreno

Por cierto, un par de aclaraciones.  Por "gañán" en la actualidad todo el mundo entiende lo mismo; pero antiguamente un gañán no era más que el habitante de una gañanía, es decir, una pequeña alquería.  También eran denominados gañanes los pastores o los jornaleros.

Precioso roble (Quercus pyrenaica) en la entrada de una finca particular


Con respecto a los chafurdones o zahurdones, nuevamente le hemos dado un sentido peyorativo, porque si consultáis en el DRAE "zahúrda" figura como "pocilga", pero (al menos en esta zona), un zahurdón es un chozo grande. 

Lonicera periclymenum, otra bonita madreselva

San Martín de Trevejo tiene censados en su término 95 chozos y las fotos corresponden a chozos no de este camino sino de distintos parajes, de algún otro día caminando hacia Santa Clara o Los Ameales (en Gredos y Gata, un ameal es un estilo de almacenar la paja, para henificar)

Como veis, mucha riqueza en nuestra lengua que no debemos perder..   
Grandes alcornoques por el camino

En el plano botánico, además de las vistas en Las Torres de Hernán Centeno, encontramos muchas curiosas especies.

Paisajes bucólicos

Predomina Quercus pyrenaica, queaquí es el único roble existente, por lo que no se llaman melojos o rebollos, sino simplemente robles.

Gleditsia triacanthos, la acacia de tres espinas.  Hasta aquí llegan las plantas invasoras

Pero también encontraremos bonitos ejemplares de alcornoque y numerosos arbustos de todo tipo de ambientes, ya que como he comentado, cruzamos un arroyo, pasamos por un bosquete y salimos a una solana (ya en la carretera que llega a La Pastora). 

Phytolacca americana, planta invasora de zonas húmedas


Por cierto, una planta curiosa que vi por varios sitios fue la Fitolaca americana.  Es una especie invasora, procedente de norteamerica, muy vistosa y que se usaba para teñir (gracias a Alicia Cirujeda, investigadora del CITA, por su rapidez (más bien inmediatez) en identificarla).


Aspecto de la planta, que puede llegar a los dos metros de altura

En cuanto a la ermita de la Divina Pastora, fue construida a principios del s.XX a instancias de Monseñor Eusebio Obregón Baile, natural de Villamiel y cura de Eljas  (en algunas guías consta erróneamente como s.XVIII)  

Ermita de la Divina Pastora, al pie de un gran castaño

Es un edificio humilde, con paredes de mampostería y techumbre de madera.  La talla de la Virgen, Divina Pastora, debe ser de alrededor del s.XVII; tocada con sombrero de pastora y cuatro ovejas y corderos a izquierda y derecha.

Viviendas y tenas de la Pastora

En la construcción de dicha ermita colaboraron los habitantes de La Pastora, acarreando la piedra para la mampostería, yendo a buscar las arrobas de cal para la argamasa, las vigas y tejas para la techumbre, etc.  

Como veis, hay muchos temas sobre los que hablar, siendo un territorio tan reducido; y hay muchas historias que escuchar, siendo una población tan reducida.

Fajas exiguas entre el berrocal de granito


Una de las razones (una de tantas) por la que me gusta hablar con estos pastores es por la riqueza del lenguaje describiendo el entorno.  Ellos te hablan de veredas, vaguadas, robles, fresnos… es decir, que llaman a cada cosa por su nombre.  

Porque siempre pienso que hemos perdido tanto el contacto con la naturaleza que hemos olvidado hasta el nombre de las cosas.


Apriscos frente a la inmensidad de las laderas de Jálama

Donde unos ven plantas otros ven olmos, castaños, piornos o brezos.
Y donde unos ven por caminos, otros hablan de cañadas, cordeles, veredas, trochas, caminos de herradura, tiraderas.....

Y esto es lo que, a la postre, os quería transmitir: cuanto mejor comprendamos el entorno, más enriquecedoras serán nuestras experiencias en la naturaleza y mejor podremos describirlas.  

Rufina Báscones Rolán, mi tatarabuela.  
Estos eslóganes de "la granja a la mesa" son menos modernos de lo que pensamos.

Lianas de los bosques

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Seguro que todos habréis visto películas o imágenes de Tarzán, esa especie de Spiderman silvestre que cruzaba la selva saltando de árbol en árbol enganchado en lianas.
Y seguro que más de uno ha imaginado poder hacerlo…… Pero ¿es posible? ¿Es que hay lianas en nuestros bosques?  Aún diría más ¿qué es una liana?

Sobre estos temas tan profundos reflexionaba mientras tomaba el fresco este verano en una poza del río Manubles.  Tal vez era el calor que había pasado, pero con lo idílico del paisaje, me pareció que ahí solo faltaba Jane, emergiendo de las aguas en bikini cual Bo Derek de los Bosques.


Preciosa poza en el río Manubles (Bijuesca, Ibérico zaragozano).

Alucinaciones aparte, solemos asociar estas plantas con las selvas tropicales porque ahí se da su mayor biodiversidad, pero en nuestras latitudes, en nuestro Reino Holártico, tenemos diversas especies a conocer.  

Lo que conocemos como lianas no son otra cosa que plantas trepadoras, es decir, plantas con las raíces en el suelo, pero que necesitan de un soporte para poder mantenerse erectas, por lo que van ascendiendo hacia el dosel en busca de la luz mientras usan distintos mecanismos para aferrarse a sus plantas-tutor.


Calystegia sepium, la correhuela mayor

En algunos textos engloban bajo el nombre "lianas" cualquier planta trepadora, mientras que en otros especifican que únicamente son lianas las especies leñosas.  En nuestro entorno, las especies más típicas son herbáceas, aunque también podemos encontrar con tallos leñosos.  

Cynanchum acutum, el matacán


Podemos destacar la correhuela mayor (Calystegia sepium), el matacán (Cynanchum acutum), las ya comentadas petiquera(Clematis vitalba), nueza (Bryonia dioica) y hiedra (Hedera helix); o la archiconocida vid (Vitis vinifera), asilvestrada en muchos lugares. 

Hedera helix, la hiedra, escalando por un tronco

Este tipo de plantas son tremendamente eficaces en su lucha por la luz, ya que emplean muy poca energía en engrosar sus flexibles y estrechos tallos; por lo que pueden dedicarla a crear una gran cantidad de hojas con las que captar luz.  Además, la capacidad de transporte del xilema (el tejido que transporta la savia bruta) de las trepadoras es mucho mayor, debido al gran tamaño de sus vasos conductores.

Zarcillos agarrándose a las plantas

Lógicamente, más savia bruta da para alimentar bien a ese alto número de hojas creado, por lo que la competencia con los árboles está servida.  Una liana con un tallo de 10 cm de diámetro puede alimentar el mismo área foliar (la misma cantidad de hojas) que un árbol 5 veces mayor.


Passiflora o Pasionaria, asilvestrada ya en muchos puntos de la Península

Cada planta tiene su propio sistema de trepa.  La hiedra se las apaña (y muy bien) con unas raíces adventicias (es decir, que podríamos decir que crecen donde no deben).  Las raíces “normales” proceden de la radícula del embrión, mientras que estas raíces adventicias se originan en cualquier lugar de la planta, como el tallo.


Muchas veces logran engullir a su tutor.  Éxito adaptativo más que claro.

En cambio, la vid o la brioniaascienden a base de zarcillos, hojas modificadas en forma de espiral, que la planta se dedica a mover por el aire hasta que encuentra un asidero.  Una vez que la punta del zarcillo se ha agarrado, comienza a enrollarse sobre sí mismo (como el cable de un teléfono), de modo que la planta puede ir subiendo o modificando su dirección de crecimiento.


Lianas leñosas colgando de árboles en bosques húmedos del Pirineo


Su efectividad se puede comprobar al visitar cualquier soto.  Estas plantas gustan de ambientes húmedos (en los que, por otra parte, poder compensar las pérdidas de humedad que dan tantas hojas transpirando), así que su lugar favorito en nuestras latitudes son los bosques de ribera.  

El próximo día que visitéis un bosque de este tipo, comprobad la fuerza con que se adhieren las raicillas de la hiedra o fijaos en cuantas plantas veis tendiendo sus zarcillos entre la maraña del sotobosque.  Ya veis que cada cual escoge su técnica para lograr lo que todos buscan en la naturaleza: Sobrevivir.


Soto de Cantalobos en el río Ebro, el típico hábitat de trepadoras.  
El color de los troncos marca el nivel de la última crecida


ver

De ruta por el Moncayo soriano

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Hace días que me apetecía visitar algún bosque del Moncayo, más aún con este otoño tan particular que estamos teniendo.  Así que, aprovechando un viernes de fiesta en el trabajo y un hueco entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde (es decir, el horario escolar), me escapé hasta Aldehuela de Ágreda, en Soria. 


 Encantador hayedo en el Moncayo

Aldehuela de Ágreda es un pequeño lugar escondido en las faldas del Moncayo, a 1.060 m de altura, que me apeteció visitar tras leer un bonito artículo en el blog "Encanto del Moncayo".   Cuentan en él que si das un paseo por el pueblo, observarás que hay 3 lavaderos.  Y si lo piensas bien ¿Por qué tiene tres lavaderos un pueblo tan pequeño?

  Aldehuela de Ágreda

La explicación la tiene la economía de subsistencia que reinaba en gran parte de la Península hasta mediados del s.XX.  Y en esta pequeña aldea la subsistencia conllevaba el que las mujeres lavaran la ropa de las casas pudientes de Ágreda.  

Este oficio, el de ejercer de lavanderas de las casas pudientes, era algo habitual en la España de la época; solo que en este caso cargaban la ropa los 7 km que separan Ágreda de su Aldehuela, para lavarla durante la semana y tenerla lista para el domingo siguiente, cuando la volvían a llevar a lomos de caballerías.

  Aún quedan ejemplos de casas tradicionales en el casco urbano de Aldehuela

La ruta que hice consistió en mezclar el PRC-SO 79 “Hayedo del Moncayo” con una etapa del llamado “Camino Antonino”, que une Vozmediano y Aldehuela.  Así obtienes una pequeña excursión de menos de 5 horas y en la que puedes disfrutar de hayedo, rebollar y ribera (aquí tenéis la ruta, hecha a mano)

Otra de las razones para visitar este paraje es el ambiente de flora acidófila que nos va a acompañar, al que estamos tan desacostumbrados los que frecuentamos las Sierras Prepirenaicas o el mismo Pirineo.  

 Pie hembra de acebo (Ilex aquifolium), cargado de frutos

Destacan numerosos y grandes acebos (de los que iremos disfrutando a lo largo de gran parte del recorrido) y matorral de retamas varias, brezo (Erica sp) y brecina (Calluna vulgaris).  Estos dos últimos son típicos de zonas ácidas y para los que estéis poco acostumbrados a verlos, de cerca se diferencian fácilmente.  La brecina tiene hojas imbricadas, como tejas engarzadas una encima de otra; mientras que los brezos son como pequeñas aciculitas.  De hecho, las hojas de este género Erica son tan típicas que, en general, se las denomina "ericoides".  Solamente en el Moncayo podemos encontrar 6 especies distintas de brezos (E. tetralix, E. australis, E. vagans, E. cinerea, E. scoparia y E. arborea).

  Brezo (Erica sp)

Conforme ascendemos (unos 200 metros de desnivel total) nos vamos internando en el hayedo, por lo que la vegetación pasa a ser la típica de estos bosques, es decir, muy limitada.  La estrategia de supervivencia del haya consiste en absorber toda la luz posible, de forma que al suelo del bosque llega aproximadamente un 5% de la luz incidente.  Por eso el sotobosque de los hayedos es tan pobre.

  Arraclán (Frangula alnus), muy abundante por toda la ruta

Las pocas plantas de este sotobosque también varían según el tipo de hayedo y de hecho, se diferencian los hayedos calcícolas (los típicos de zonas calizas, como Añisclo) y los acidófilos (como el que nos ocupa).  

  Las laderas moncaínas ya van cogiendo color otoñal

Por otra parte, el haya es una especie que en la Península ya empieza a encontrar problemas para desarrollarse "a gusto", y el Moncayo es casi (por poco!) una de los hayedos más meridionales que encontraremos.  

El haya sigue la máxima de estas especies eurosiberianas de "compensar el descenso en latitud con un ascenso en altitud".

  Barranco de Agramonte

Así que hay que dejar claro que estos hayedos no son comparables a los navarros o los de la Cornisa Cantábrica, ya que se ven recluidos a orientaciones favorables en las laderas, no bajan de una determinada cota, etc.  Por otra parte, tampoco se ven demasiados árboles de grandes dimensiones, ya que fueron objeto de explotación, entre otras cosas, para carbón.  Esta especie, al ser tan longeva, tiene turnos de corta de 100 años; aunque los criterios de explotación van cambiando y los bosques (pese a ser gestionados) van mejorando su aspecto y su salud poco a poco.

  Arándano (Vaccinium myrtillus) casi defoliado y plantitas de gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)

El camino traspasa varias veces pistas aptas para BTT (y supongo vehículos del Parque) hasta toparse con el obstáculo del Barranco de Agramonte, que hace de frontera natural entre Aragón y Castilla.  En este punto me salí del camino y me quedé un rato sentado a la orilla del arroyo, observando los colores, respirando los olores a madera y humedad y escuchando los pájaros y el rumor del agua.  Sinceramente, me encantó este lugar. 


 Relax absoluto contemplando y escuchando el correr del agua

Me encontré a lo largo de la ruta con numerosas matillas de arándano, aunque ya sin frutos; y montones de especies que se arremolinaban aprovechando la humedad del barranco: fresnos, sauces, avellanos, arces, robles, acebos, saúcos....

  Curiosa escena: Un grupo de árboles derribados ha levantado una porción de suelo de más de 4 metros de altura

Lógicamente habrá más especies, que desconozco.  Por cierto, os dejo una foto del que creo es Viburnum opulus, por si alguno lo reconoce.

En cuanto al sotobosque, podemos también añadir el yezgo (Sambucus ebulus), Lonicera peryclimenum, eléboro fétido, el abundante helecho Athyrium filix-femina y un larguísimo etcétera.


En el barranco encontré el que posiblemente sea Viburnum opulus, los mundillos

Conforme desciendes la vegetación vuelve a cambiar, y cuando te desvías del hayedo para bajar hacia Vozmediano, el paisaje cambia radicalmente.  Entras en un rebollar (Quercus pyrenaica), de tal manera que me parecía estar en el pueblo de mi padre del que varias veces os he hablado.  Exactamente el mismo paisaje: Robles, escobas..... y moscas y más moscas.

  Bonita (y también desconocida para mi) seta

Bajaba rápido con la cabeza agachada, intentando evitar las docenas de mosquitas que me revoloteaban, cuando un olor intenso parecido al incienso me hizo mirar a los lados.  Y sí, era jara pringosa (Cistus ladanifer).  Ese olor tan fuerte se lo da el ládano, la misma sustancia que impregna toda la planta y que la hace tan pringosa y tan peligrosa en verano.  Es como tener todo el matorral impregnado de gasolina, esperando un golpe de calor para prenderse fuego (en este buen blog tenéis una estupenda explicación de la ecología de las jaras pringosas).

  Camino por el rebollar

Tras un rato descendiendo aparece el bonito castillo de Vozmediano con su pueblo debajo.  Merece perder un rato por aquí, dando una vuelta por el lugar y visitando el nacedero del Queiles, por el que pasaremos para ir hacia Aldehuela de Ágreda.  El nacedero es una sima de la que brota a borbotones un caudal de 1500 l/s (dicen que es el segundo manantial más importante de Europa) y que tras un corto trayecto desemboca en el Ebro.  Tal vez por eso viene el dicho "Moncayo traidor, que haces pobre a Castilla y rico a Aragón".

  Vozmediano

Ya solo nos resta superar los 200 metros de desnivel del "Camino Antonino", para pasar de un vallejo a otro y llegar a Aldehuela.  De nuevo la vegetación cambia, pasando por una primera zona de ribera y otra más parecida a las típicas parameras castellanas.  Todo un disfrute.


 Pinus pinaster emergiendo de entre el brezo, en la parte final de la ruta


Donde muere el Matarraña

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Todos hemos visto algún reportaje sobre el nacimiento del Matarraña en los Puertos de Beceite, con su famoso Parrisal; pero pocas veces se habla sobre su desembocadura.

El Matarraña es un río con un marcado trazado sur-norte hasta su tramo final, donde gira al este y empieza a fluir en meandros, perdiendo fuerza y depositando gravas, justo antes de su unión con el gran Ebro.


Sauces bordeando la orilla del curso bajo del Matarraña

Esta es una de las zonas más cálidas y a menor altitud de Aragón.  De hecho, el antiguo pueblo de Fayón, el que desapareció bajo las aguas del embalse de Ribarroja, estaba a cota 50 m de altitud.  Este clima se caracteriza por unas temperaturas muy altas en verano, una bajísima precipitación (menos de 350 mm/año) y una altísima insolación anual (horas de sol/año).  
Ambiente de pinar en toda esta zona, que aparece en los mapas como Serra de Ribers

Estas condiciones hacen que el déficit hídrico que tienen que soportar las plantas sea altísimo, por lo que solamente las especies más adaptadas, las llamadas termófilas, pueden sobrevivir.  Es el Piso Termomediterráneo, es decir, prácticamente el "escalón" más cálido del área mediterránea peninsular.   

Aspecto enmarañado del sotobosque de muchas laderas

Gran parte de la Sierra por la que desciendes desde el norte hasta el curso bajo del río, está dominada por pinar de Pinus halepensis, el más adaptado a esas condiciones de sequedad.  El sotobosque de este pinar es un buen muestrario de estas plantas termófilas, predominando el lentisco, madroño, enebro de la miera, etc.  Se trata generalmente de plantas esclerófilas, y una de las estrategias que adoptan para sobrevivir es el desarrollo de hojas coriáceas (generalmente siempreverdes), cubiertas por una gruesa cutícula que reduce la pérdida de agua por transpiración.

 Globularia alypum

Muchas otras zonas son lentiscares, es decir, monte bajo en el que predomina el lentisco; acompañado de diversas plantas.  Una muy bonita es la Globularia alypum, una especie también de hojas coriáceas, que seguro dará un bonito aspecto a estas laderas cuando florezca, a finales de invierno, su bonito capítulo azul.


 Pistacia lentiscus, el lentisco, mostrando sus frutos

También abunda el madroño, que estos días podemos ver en flor y en fruto.  Esta es otra de las peculiaridades de estas especies tan resistentes.  Las condiciones de sequedad son tan importantes que las especies tienen un comportamiento muy lento, e incluso pueden tardar un año en madurar el fruto.  Por eso vemos, a la vez, la flor de este año y el fruto maduro del año pasado.


Arbutus unedo, el madroño, recién florecido

Si seguimos curioseando por el monte pronto encontraremos cornicabra, una prima hermana del lentisco, que he visto usada como patrón en plantaciones de pistacho (otro familiar).  En este caso la planta es de hoja caduca y no sé la razón, pero podría ser porque las hojas esclerófilas que hemos mencionado son caras de producir energéticamente hablando; por eso, tal vez esta especie haya elegido la estrategia de ahorrar energía en producir esa hoja.  A cambio, pierde más agua y gasta en producir hojas cada año.

Pistacia terebinthus, la cornicabra, cambiando el color

Otras especies que veremos, famosas por su dureza, son varios Juniperus (el enebro de la miera y la sabina negral); la coscoja (Quercus coccifera) y el aladierno (Rhamnus alaternus) o el pinchudo escambrón (Rhamnus lycioides).  No en vano, aquí podemos encontrar topónimos como "Tozal de los Escambrones", "Barranco del Escambrón", etc.


 Juniperus phoenicea, la sabina negral

Por supuesto, siempre que hablamos de pisos bioclimáticos y similares, hablamos siempre de generalidades.  La vegetación cambiará si entramos en un barranco, una ladera con una orientación norte, un manantío, etc.  Es decir, que también podremos toparnos con especies que requieran de más precipitación, o menos temperatura.

 Encontré este cráneo en un barranco, con grandes colmillos y hocico corto 
¿puede ser algún perro de presa para el jabalí?

Por esta zona pasa el GR-99, que sigue el curso del Ebro, aunque os podéis inventar las rutas que queráis, porque hay numerosos carteles de rutas para BTT y marcas de PR.  No obstante, como siempre, basta con salirte del camino y meterte monte a través, sin prisa, para conocer bien los entresijos de un lugar.


 Punica granatum, la granada o minglana.  Qué bueno está su fruto con una escarola...

Cerca ya del río hay vegetación más ligada al hombre, ya que hay huertos cercanos.  Así encontramos la granada (Punica granatum), tristemente conocida ahora por otras cuestiones menos botánicas (Operación Púnica).  Por supuesto, higueras y frutales varios; el litonero, tan querido por los pájaros, y un largo etcétera.


 Celtis australis, el almez o litonero

El Matarraña se topa de golpe con la cola del embalse de Ribarroja (200 Hm3), construído aguas abajo del de Mequinenza (1500 Hm3).  Estos embalses se construyeron en los años 60, como tantos otros de la Cuenca del Ebro y aunque quizá sea menos conocido que los casos pirenaicos, también comportó la evacuación de población.

 Rhamnus lycioides, el escambrón

Si visitais el actual pueblo de Fayón, veréis que tiene una arquitectura similar a los pueblos de colonización que todos conocemos; y es porque el pueblo antiguo yace bajo estas aguas.  En 1967, con el embalse construído y con los vecinos negándose aún a salir de sus casas, cerraron compuertas y empezaron a llenar el embalse.

 Orobanche sp, el jopo.  Planta parásita, como delata su falta de clorofila 

Si subís hasta el Mirador del Ebro, en el mismo pueblo de Fayón, tendréis una preciosa vista del Embalse de Ribarroja, una tremenda lámina azul rodeada de escarpes áridos; también de la desembocadura del Matarraña y también de una pequeña construcción que se eleva de entre las aguas.

Dyospiros kaki, el caqui, también con colores otoñales

Porque si hoy por hoy todos sabemos como funciona la relación entre gobernantes e hidroeléctricas, es fácil comprender y deducir el estilo de ejecución de las regulaciones hídricas del pasado.

Antiguo pueblo de  Fayón


Como en tantos otros lugares, el campanario de Fayón parece que nos mire, con su único ojo abierto de par en par, atónito todavía por lo que le hicieron.
 
Qué rápido se entiende el "bien común" cuando la casa que se inunda es la de otros

O Puen d'as Crabas

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Hace algún tiempo ya escribí todo lo que opinaba sobre un territorio tan particular como Sobrepuerto.  Y con la cantidad (y calidad) de gente que escribe sobre él, no tengo mucho más que añadir.

Simplemente perfecto

No obstante, estuve este fin de semana dando una vuelta por la zona y lógicamente, quedé encantado (casi literalmente) por los colores, olores y sensaciones varias que se perciben en un otoño de Sobrepuerto; así que os comparto algunas fotos, para que entendáis de qué hablo.

 Señalización a seguir en Bergua

El llamado Puen d'as crabas es una pequeña joya que descubriremos si remontamos el río Forcos, una arteria de Sobrepuerto que desagua en el Ara.  Es una ruta sencilla, que parte de Bergua, baja a cruzar el río y sigue en dirección a Escartín hasta una bifurcación. 

 Río Forcos

Hacia arriba seguiríamos a Escartín y hacia abajo continuamos remontando el río (está todo marcado) en dirección Basarán y Otal.  Solamente nos resta estar atentos en un pequeño esbarre, donde una piedra marca "Puen" a la izquierda, por lo que nos salimos del camino y descendemos a través de 3 o 4 exiguas fajas, ya abandonadas, hasta llegar a hasta este recoleto rincón. 

 Un día perfecto para visitar este lugar

De hecho, en esta ruta remontaremos el río por su margen izquierda, que es la ladera de solana, lo que notaremos en los quejigos que nos acompañan.  Pese a ello, el ambiente parece todo menos mediterráneo y ello se nota especialmente ahora, con una explosión de colores según veamos pinos, hayas, arces, avellanos, sauces o el sinfín de especies que nos rodean.

 Quejigos en la ladera de solana

Aprovecho esta excursión para hablar de un elemento que llama la atención en el paisaje: la alternancia de estratos duros (arenisca) y blandos (arcillas) en las rocas.  Es el Flysch, muy característico del Pirineo central (que es el que más conozco).  De hecho, a ambos lados del Sobrepuerto tenemos dos exponentes de este paisaje donde observarlo a la perfección:  el barranco de Sorrosal en Broto y el barranco d'os Lucars en Orós Bajo.

 Barrancos excavados en flysch

No obstante, aquí en Sobrepuerto podemos fijarnos en cualquier barranco o talud descarnado que nos crucemos.  Lo más interesante es pensar como se ha formado esa alternancia de estratos de arenisca y arcilla, ya que fueron creados cuando este lugar aún no era cordillera, sino fondo del mar.


Detalle de la alternancia de estratos en el Flysch

Eran sedimentos arrastrados por corrientes, que caían al fondo marino desde taludes también submarinos, y al reducirse la pendiente se depositaban.  Lógicamente, al perder fuerza en su caída, se depositaban primero los materiales más gruesos (arenas) y posteriormente, en una capa superior, los más ligeros (arcillas).  Por eso, por ser sedimentos arrastrados por corrientes de turbidez, son también conocidos como turbiditas.

El paso de los milenios provocó la sedimentación y compactación de numerosas de estas capas alternas.  La arena se transformó en arenisca dando este paisaje tan típico de aquí.

 Exhuberancia en el paisaje

El sotobosque de esta ruta es dominado por el boj, pero acompañado por multitud de otras especies como rusco, lianas varias, helechos y un largo etcétera.  Se ven también multitud de hepáticas (ojo, Hepática nobilis es una ranunculácea, no tiene nada que ver con las hepáticas parientes de los musgos).

 Lengua de ciervo (por su formaal pie del murete y del arroyo

El amante de los helechos también podrá disfrutar de varios tipos.  Además del habitual polipodio (Polypodium vulgare), veremos sardinetas (Asplenium trichomanes) o incluso el más raro lengua de ciervo (Phyllitis scolopendrium).

Alguna planta parásita (se admiten ideas)

La excursión en sí no nos llevó más de 3 horas entre ida y vuelta, contando paradas para disfrutar del paisaje.  Un muy buen día en muy buena compañía.



¿Por qué cambia el color de las hojas en otoño?

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Un espectáculo que no deja a nadie indiferente es el cambio de color de las hojas de los árboles en otoño.  Y muchas veces se oyen comentarios sobre los motivos, los pigmentos.... pero, sobre este cambio de color ¿se sabe por qué sucede?.  Mejor dicho, ¿para qué sucede?.

Pues tengo que decir que a ciencia cierta no se sabe.  Y no lo digo yo, claro, sino voces expertas en la materia.

 Los chopos se van volviendo invisibles conforme avanza el otoño.  
Río Carabantes (Sistema ibérico zaragozano-soriano)

Primero, hay que entender que este cambio de color sucede en especies caducifolias, es decir, que pierden la hoja.  Estamos en vísperas del invierno, un periodo muy desfavorable para la planta por bajas temperaturas o incluso escasez de agua (no olvidemos que si se hiela el agua del suelo, la planta tampoco va a poder absorberla), por lo que las especies (cada una a su manera) se empiezan a preparar para aguantar hasta que lleguen momentos más favorables, es decir, que llegue la primavera.

La estrategia de los árboles es entrar en parada vegetativa (¡ojo, también las coníferas!), una especie de hibernación en la que se paraliza su crecimiento y se minimizan sus funciones.  Para evitar perder agua a través de las hojas y puesto que no las va a necesitar para realizar la fotosíntesis, cuando nuestra planta caducifolia comprueba que los días se van acortando, decide tirar sus hojas.

 Los colores son distintos según la variedad de la vid

Pero antes de tirarlas y ya que en la naturaleza nada es gratis, reabsorbe toda la clorofila que hay en ellas.  Al desaparecer la clorofila de la hoja (que usa para alimentarse y que le da el color verde), quedan al descubierto unos pigmentos secundarios que protegen a la hoja del sol y que normalmente están enmascarados por la clorofila.  Son los carotenoides (xantofilas y carotenos), de colores amarillo y naranja.  

Nota: no es que los pigmentos tengan colores.  Nosotros vemos la clorofila de color verde, porque absorbe todas las longitudes de onda (todos los "colores") que forman la luz blanca del sol, excepto el verde.

Viñas en Paniza (Zaragoza)

Así pues, se pensó que el motivo del cambio de color era ese, el ahorro de energía.  Pero se descubrió que no todo eran pigmentos que ya estuviesen en la planta, sino que había especies que fabricaban pigmentos ex profeso.  Son los árboles que, debido a las antocianinas, se tornan rojos en otoño; como la hoja de arce de la bandera de Canadá. 

Pero ¿para qué va una planta a gastar energía en fabricar algo si lo va a tirar a los cuatro días?  Se piensa que la antocianina, entre otras cosas, actúa como anticongelante y protector contra el sol, permitiendo a la hoja permanecer más tiempo en el árbol y acabar así de extraer todos los azúcares y sustancias que guarda.
 
Camino de Oturia, Pirineo oscense.  Al fondo, montañas del Valle de Tena.

Y se empezó a considerar que el color rojo era un aviso para los insectos.  Los pulgones ven el color y saben que esas hojas están llenas de antocianina, un producto tóxico para ellos, por lo que en lenguaje químico es una especie de "¡ten cuidado conmigo!".

 Hermoso sauce en la laguna de Gallocanta (Zaragoza)

Había una curiosidad que avalaba esta hipótesis.  Porque puestos a pensar en estos pigmentos rojos, ¿cuantos árboles véis de tonos rojos en otoño? Si lo pensáis, la mayoría de árboles pasan del verde al amarillo: álamos blancos y negros, sauces, hayas, abedules....

 Cornus sanguinea, el cornejo, con su bonito color otoñal morado

¿y cuantos se tornan rojos? Así, de bote pronto, recuerdo el serbal de cazadores, el cerezo, los arces, la tremoleta.... Y es que en Europa no son tan habituales esos árboles rojizos de los paisajes japoneses o del Noreste de Estados Unidos.  

Entrada a Bentué de Rasal, Prepirineo oscense.  Al fondo, Sierra Caballera.

De hecho, han calado tanto estos paisajes en el imaginario colectivo, que en Massachusetts se estiman en unos 800.000 los visitantes anuales solamente para ver la estación otoñal; los llamados leaf-peepers (algo así como "los observadores de hojas").

Así pues, ¿en América los árboles se tornan mayoritariamente rojos como aviso para los insectos pero en Europa no?  ¿Por qué?

Camino de Zuriza (Pirineo oscense)


Pues la hipótesis es que, básicamente, porque en su día no lo necesitaron.  Y es que ya se sabía, por anteriores investigaciones, que en Europa las extinciones masivas ligadas al frío habían sido mucho mayores que en América.

Ello fue debido a la orientación de las montañas, ya que mientras en Europa las cordilleras están orientadas en dirección este-oeste, en América lo están en norte-sur.  Así, en las distintas glaciaciones, los insectos americanos pudieron emigrar al norte o al sur, según les convenían las temperaturas; mientras que en Europa se topaban con las cadenas montañosas, lo que provocó la extinción de muchos de ellos.

Con el paso del tiempo, los árboles europeos (los que habían resistido a las glaciaciones, claro) dejaron de gastar energía en producir este color, ya que no tenían este problema de plagas que combatir.

Manchas de caducifolias en el pinar, Diazas (Torla, Pirineo oscense)

Y de momento estas son las últimas hipótesis sobre el cambio de color otoñal.  Publicadas en el Journal New Phytologist,pero hipótesis al fin y al cabo.  Es posible que como siempre, sea una mezcla de todo, o también es posible que realmente se haya dado con la solución, o incluso que dentro de unos años algún descubrimiento le dé la vuelta a todo.

Mientras tanto, me puedo contentar con pensar en todo en casa, porque probablemente cuando vuelva a salir al monte y contemple absorto la paleta cromática de nuestros bosques, se me volverá a quedar la mente en blanco y bastante tendré con saber por dónde he venido.


 Sobrepuerto (Pirineo oscense)


Una vuelta por Las Torcas

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De nuevo aprovecho un paseo por el Sistema Ibérico para comentaros curiosidades del entorno.  En esta ocasión os hablo del embalse de Las Torcas, una aprovechamiento sobre el río Huerva que se construyó como complemento del embalse de Mezalocha, ya existente aguas abajo desde principios de siglo.  

No conozco exactamente el significado del topónimo, pero una torca es una "depresión circular entre bordes escarpados", por lo que supongo que de aquí vendrá el origen.
 
 Bonitos colores turquesa en el embalse de Las Torcas

Las Torcas se finalizó en 1947 y tiene una capacidad de poco más de 7 Hm3 (para los oscenses, 3 veces Arguis).  Y es que el Huerva (llamado por muchos la Huerva), nace en Fonfría, en la turolense Sierra de Cucalón; pero como todos los ríos de la margen derecha del Ebro, no recibe grandes aportes, por lo que llega a este embalse todavía pequeñito.  

 Río Huerva cerca de la cola del embalse

Se puede acceder al embalse desde cualquiera de los pueblos circundantes, aunque los accesos más claros son desde Tosos, Aguilón o el caserío llamado "Las eras de Tosos" (rotulado como "Santa Barbara").  Y de estos, tal vez el más rápido es el de Tosos.   

 Los chopos marcan el trazado del Huerva entre el bosque mediterráneo

Aguilón es un pueblo metido entre montes y barrancos bien conocido por los estudiantes de Geológicas, que suelen acudir a este Parque Geológico a hacer prácticas.  Como curiosidad, Aguilón perteneció a la Sesma de Trasierra, en la Comunidad de Aldeas de Daroca.  

Las Sesmas o Sexmas eran cada una de las 6 partes en que se dividían las Comunidades de Aldeas, una peculiar forma de organización territorial por la que durante unos 600 años se rigieron los pueblos de la zona de Teruel, Albarracín, Calatayud y Daroca (ejemplo, la Sesma de Langa).

Estas Comunidades de Aldeas, genuinamente aragonesas, son similares a las Comunidades de Villa y Tierra castellanas (también agrupadas en Sesmas aunque con grandes diferencias de funcionamiento).  Fue una forma de autogobierno muy avanzada para la época y que permaneció hasta la actual división provincial de 1833.
     
 Aguilón y su ermita, escondido tras las ginestas

En la foto vemos Aguilón casi escondido entre ginestas, y es que la ginesta, omnipresente en todo el valle del Ebro, es planta típica de sembrados abandonados y pastados ahora por el ovino.  Y digo ginesta porque es el nombre que dan a esta planta en la zona, ya que al ser una planta tan habitual en toda la Meseta castellana, tiene muchos nombres vernáculos.  Su nombre es Retama sphaerocarpa y según Font Quer, en su día, abastecía de leña a todas las tahonas de Madrid y alrededores.
 
 Retama sphaerocarpa (= "retama de frutos redondos"), la ginesta

Tal vez por eso está tan extendida la planta, aunque también es verdad que esta leguminosa es una planta más que adaptada a las condiciones secas de la Península.  Las raíces de este arbusto son conocidas por su resistencia a la sequía, ya que desarrolla un sistema dual de pequeñas raicillas en los primeros centímetros y una raíz pivotante que puede descender hasta los 28 metros de profundidad, como si de una bomba se tratara.

 Pinar de repoblación bastante hecho polvo

 Aprovechamientos forestales

En cuanto a las laderas que rodean el embalse, y siguiendo las prácticas habituales, gran parte están recubiertas de un denso pinar de repoblación, que intercepta el agua de lluvia, frenando la erosión y por tanto, limitando la colmatación del embalse por sedimentos.

 Helichrysum stoechas, la siempreviva
 
 Santolina chamaecyparissus, el abrótano hembra

La vegetación natural es la típica de las sierras mediterráneas del Ibérico, con carrascas, coscojas, tomillos y labiadas varias, etc.

En cuanto al pinar de repoblación de Pinus halepensis, el sotobosque varía según los estados de naturalización, ya que nos podemos encontrar zonas densas, en las que prácticamente no hay nada en el suelo salvo las acículas caídas; pero también zonas en las que nuevas plántulas van creciendo en los claros abiertos en el pinar.  


Y cerca de la cola del embalse nos sorprenden unos restos de edificaciones, que parecen surgir en medio de la nada.  Y es que aquí se emplazaba la antigua población de Alcañiz de la Huerva, posteriormente conocida como Alcañicejo.  

  Detalle del interior del Monasterio de San Bartolomé

Alcañiz de la Huerva ya era conocido en torno al s.XI y aparece incluso en "El Cantar del Mío Cid", donde figura como uno de los lugares en los que estuvo combatiendo El Cid, en su paso desde El Poyo hacia Zaragoza.  Perteneció también durante un tiempo a la Comunidad de Aldeas de Daroca (ignoro a qué Sesma) y fue propiedad de varias familias (era lugar de señorío) hasta su último propietario, el Marqués de Tosos.  Al ser abolidos los señoríos por las Cortes de Cádiz en 1811, este lugar, como el resto de lugares de España, pasó a ser libre.

 Plantas acuáticas dan colores rojizos al río

No tengo claro cuando se despobló Alcañiz de la Huerva, pero durante muchos siglos fue incluso más importante que Tosos.  Este lugar daría paso también al Monasterio de San Bartolomé, que son los restos que actualmente podemos contemplar y que son conocidos popularmente como "El Santo" (para más datos históricos de la zona, podéis consultar aquí).

 Escarpes del río Huerva aguas abajo de la presa

En cuanto a las actividades a realizar, las dejo a elección de cada uno.  Hay multitud de opciones, desde rutas BTT (la opción kamikaze de nuestro compañero David Naval es más asequible si las temperaturas están sobre 0ºC), opciones más suaves o a rutas senderistas que plantean los naturales del país.  

En definitiva, hay muchos lugares esperándonos con bonitas curiosidades para descubrir.  Solo falta que aprendamos a buscar...
  
 Embalse de Las Torcas. 

Por la Serra de Malcata (Beiras, Portugal)

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Ya os definí una vez la Sierra de Gata como el último esfuerzo que hace el Sistema Central antes de entrar en Portugal, aunque eso no quiera decir que la cordillera no siga "haciendo esfuerzos" más adelante.  Hay mucho y muy bueno más allá de esa raya ficticia. 

Aunque administrativamente Portugal se divide en Distritos, el país sigue muy ligado a las antiguas Provincias (que desaparecieron en 1976) y que, de hecho, son las más conocidas:  Alentejo, Algarve, Estremadura...

Parajes "de cuento" y más si vas bien acompañado..  ;-)

Lindando con la Sierra de Gata, al norte de Cáceres, encontramos la región portuguesa de Beira Alta, con las montañas y pueblos de esta zona englobados en la llamada Serra da Malcata.  

Más al este y antes de llegar al mar, "únicamente" nos quedará por conocer la Serra da Estrela, conocida por albergar la única estación de esquí portuguesa, a 1.993 m y agraciada con el bonito nombre de "Vodafone".

Realmente el pueblo es más que pintoresco

Hace días que os quería enseñar algo de esta zona, a la que suelo cruzar cuando estoy en el pueblo de mi padre, San Martín de Trevejo.  Y curiosamente el otro día apareció una noticia en el Diario del Altoaragón sobre la vuelta del lince a la Sierra de Malcata, así que me decidí a mostraros unas cuantas fotos de un pueblo y un paraje de la zona, para que os hagáis a la idea de lo que encontraréis si planeáis un viaje.

La naturaleza siempre hace pequeñas nuestras obras

La verdad es que, aún sin haber ningún accidente geográfico que indique que has cambiado de país, lo notas en cuanto entras en el primer pueblo.  Rostros curtidos y vestimentas de otro tiempo, paisanos paseando en burros cargados hasta los topes... la lista de pueblos con sabor a lo auténtico es larga, aunque aquí os adjunto fotos de Monsanto.

Las construcciones templarias parecen de juguete

Por cierto y para conocer un poco mejor la idiosincrasia de la zona, os cuento que el territorio luso (al menos esta zona, que es la que yo conozco más) alberga un gran número de aldeas, que aquí se llaman freguesías.  Estas freguesías (traducción literal de "feligresía", algo así como una pedanía) se agrupan en Concelhos.  Es la típica organización en el hábitat disperso que podemos encontrar por el arco cantábrico.

Hay buenas vistas de toda la zona, española y portuguesa 

Bueno, pues volviendo a nuestro Monsanto, este lugar tiene el honor de ser "la aldea más portuguesa de Portugal" (al menos, así se dice popularmente).  Y lo es por el imponente Castillo Templario pero también por las casas, que están literalmente construidas sobre la roca.  El paisaje es el típico berrocal de granito, con grandes bolos que han sido aprovechados como pared y que forman parte de las mismas calles.  Hay muchos otros pueblos cercanos interesantes, pero Monsanto es obligado.   

A lo que me refiero cuando digo que las casas están "construídas sobre la roca"

La Serra de Malcata en sí, fue declarada hace unos años Reserva natural para proteger las poblaciones de lince ibérico (aunque ya véis que la última cita fue de una hembra radiomarcada en 1992); además de conservar gato montés, cigüeña negra y un largo etcétera.  Y los bosques son similares a los que puedes encontrar en la sierra de Gata (castaños, melojos, alcornoques, etc), aunque aprovecho para contaros un par de cosillas sobre el eucalipto, una polémica especie que los que vivimos en el noreste peninsular no estamos nada acostumbrados a ver.

Es decir, seguro que hay bosques de todo lo que os he mencionado, pero al cruzar por la carretera y ver desvíos que marcan que te internas en la Reserva de Serra da Malcata, por donde te internas es por los caminos que os enseño.

Internándonos en una plantación de eucaliptos

El eucalipto es una especie autóctona de Australia, traída en el s.XIX por el sacerdote Rosendo Salvado, natural de Tuy (Galicia).  Siglo y medio después del envío de aquellas semillas, España es el tercer país del mundo en superficie plantada (por detrás de Brasil y la India), con más de medio millón de hectáreas, principalmente por las políticas de reforestación del antiguo Patrimonio Forestal del Estado pero también como cultivo forestal actual para producir celulosa.

Hojas de Eucaliptus globulus

No se considera propiamente un bosque, de la misma manera que no lo es una plantación de chopos; y lógicamente está destinado a la explotación maderera, por lo que la sustitución del bosque autóctono por estas plantaciones ha sido siempre objeto de polémica (ojo, puede ser una repoblación forestal antigua que no haya sido explotada y se haya naturalizado, aunque seguirá siendo una especie alóctona, lo que sigue despertando opiniones encontradas)  

Típico paisaje de estas masas

Y es que las particulares características de este árbol hacen despertar odios y amores por igual, generalmente debidas a su capacidad de crecimiento.  Su desarrollo vertical es impresionante, alcanzando los 60 metros (con referencias orales de antiguos ejemplares de hasta 150 m).  Este ritmo de crecimiento esquilma el suelo y es una de sus principales "contras", el consumo de recursos y agua del suelo.

Aspecto "deshilachado" que suelen presentar los troncos

De hecho, un árbol adulto puede consumir hasta 30 l de agua/día, por lo que se plantó mucho para desecar el suelo en zonas pantanosas, así se combatía el paludismo y la malaria (en España hubo casos hasta 1964).  Con el paso de los años el eucalipto se ha convertido en un importantísimo recurso, dando trabajo en el mundo rural por un lado y generando una materia prima que, por otra parte, hay que recordar que estamos consumiendo entre todos.

Las jaras dominan el sotobosque...

Lo que ocurre es que los intereses han sido tantos y tan fuertes que, como en tantas otras cuestiones, se han cometido excesos que han acabado por provocar posiciones muy enconadas.  Porque si os dais cuenta, os he hablado de un recurso que genera mucha materia prima, además de dar trabajo e ingresos al medio rural.  Por contra hablamos de una especie alóctona, que esquilma suelo y agua y que en muchas ocasiones expande sus plantaciones de forma, digamos, poco controlada o poco clara.

Con estos ingredientes, comprenderéis que la polémica está servida.  Hay una buena descripción del problema aquí.

.... vamos, un polvorín

En cualquier caso, forma parte importante del paisaje de estos lugares, así que mostrándoos Monsanto y algo sobre las plantaciones de eucaliptos espero haberos dado una ligera idea del mundo que se expande más allá de esa raya ficticia que pintaron para separar España y Portugal.

Paisajes de Oturia

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Soy un provocador, lo sé.  A estas alturas escribir sobre un monte como Oturia y con "según que gente" leyendo mi blog, parece una provocación.

No obstante, me apetecía contaros algún detalle y mostraros alguna imagen de un monte tan accesible y fotogénico como Oturia, una bonita elevación de 1.921 m en las sierras exteriores del Pirineo.


Acercándonos a las redondeadas cimas de esta sierra

Os muestro algunos ejemplos de los paisajes o la flora que os podréis encontrar si probáis a subir por alguna de las innumerables rutas que podéis elegir.  Esta montaña es accesible desde casi cualquier orientación, así que se puede elegir el lugar de partida según lo que busquemos: sol en invierno, sombra en verano, excursión matutina, vespertina...

Tantos viejos tejados de loseta a punto de caer....

Las montañas tan antropizadas como Oturia (Auturía para los del país) tienen la ventaja de poder probar todas las combinaciones posibles.  No obstante y aún estando tan visitada, siempre podremos encontrar un momento o una ruta que nos permita estar solos, disfrutando más de la naturaleza.

Y ya que nuestro amigo José Miguel Navarro, salvo subir de espaldas, ha colgado en su blog casi todas las formas imaginables de abordar este monte, os voy a poner los enlaces a sus entradas, donde tenéis los tracks y detalles varios.
 
Bonito efecto del quejigo a contraluz

Desde el oeste, donde evitaréis el sol mañanero en verano (y en invierno disfrutaréis del frío), básicamente podemos optar por comenzar desde Javierre del Obispo o Satué.

Las rutas circulares siempre son más bonitas, así que os enlazaré también varias rutas de David Naval, que propone opciones muy recomendables en su blog.  Así, una buena posibilidad es una ruta circular desde Satué.

Javierre del Obispo, con los fogariles encendidos ya a primera hora

Desde el sur, en Ballibasa, podemos observar los enormes mallos que circundan este monte.  Tal vez sea la ruta mas conocida, la que sube desde Yebra de Basa hacia Santa Orosia, bien por pista, bien por la "ruta de las ermitas"; aunque también podemos escoger Isún como punto de partida.  Las gentes de este valle (como suele ocurrir) están íntimamente ligadas a esta montaña, por lo que en la web de su Asociación, O Zoque, podéis encontrar todo lo referente a este valle, incluidas un par de rutas.

Otra buena opción desde el sur es una circular desde Yebra a Isún.  O disfrutar haciendo el jabalí, o buscando lugares alternativos, como el "Paso barrenao" (yo pensaba que había que estar así ("barrenao") para cruzarlo, pero se refiere a que el paso se abrió con dinamita).  Incluso opciones en BTT.


Los Capitiellos y Peña Oroel.  Al fondo a la derecha, San Juan de la Peña

Conforme ascendemos por el oeste las vistas van mejorando.  Veremos, por ejemplo, la cercana mole de Peña Oroel y delante una delgada línea de montañitas, llamadas los Capitiellos, que separan la Val Ancha de la Val Estrecha (supongo que sabréis cual es cual y el porqué del nombre).  

Para el que no conozca la Val Estrecha, es ese valle que va desde Jaca hasta el ahora conocido como Sabiñánigo Alto y que no es más que el Sabiñánigo original, el único que existía (además de El Puente) antes de la expansión industrial del s.XX.  

Las yemas se van hinchando conforme va acabando el invierno

En cualquiera de estas opciones, tendremos una primera parte en la que subimos rápidamente el desnivel hasta acceder a la llanura superior, donde se encuentra la ermita de Santa Orosia y Oturia ya a nuestra vista.

Ermita de Santa Orosia, al fondo el pico

Crocus nudiflorus, el azafrán loco
Y he aquí uno de los motivos por el que esta montaña está tan antropizada, tan ligada al imaginario popular.  Santa Orosia es un lugar de culto que, como muy bien define Ricardo Mur, más que una ermita, es el motor de todo un territorio.  No se puede conocer Oturia sin conocer la historia de Santa Orosia y sus romerías.  Y es que hunde tantos sus raíces en la montaña que harían falta libros para explicar, así que os dejo este enlace para el que quiera saber más.

Caballos pastando en Oturia


Yezgo (Sambucus ebulus)

 Desde el norte tenemos Oliván como punto de partida y un bonito hayedo por el que internarnos.  La ruta que pasa por Susín y Casbas la encuentro muy completa, pudiendo así disfrutar también de la visita a estos despoblados. 

Susín, en la entrada de Sobrepuerto

Por supuesto, podéis optar por lo que prefiráis, pero os cuelgo otra propuesta que asciende por el norte y desciende por el oeste, para conocer el recoleto valle de Ipe y de paso conocer el emplazamiento de Ipe, el despoblado medieval (actualmente reducido a un espedregal) que da nombre a este vallejo.

Agracejo (Berberis vulgaris)

Susín fue un lugar habitado hasta hace muy poco, cuando falleció Angelines Villacampa, su última moradora.  Sobre este pueblo podéis encontrar muchos datos en la web de Mallau, la Asociación de Amigos de Susín.

Acebo con hojas de los dos tipos; armadas contra hervíboros y "desarmadas"
Sus hojas siempreverdes le permiten crecer en invierno sin competidores por la luz 

Una planta que me llamó la atención, Polygonatum odoratum
Casbas es todo lo contrario. Aquí todo es ruina absoluta, salvo la iglesia que aguanta en pie.  Una completísima descripción de lo que hubo en Casbas, como siempre, la podéis encontrar en el blog Esmemoriaus

Iglesia de Casbas, con sus ojos cegados, parece cansada

Por último, desde el este, la planicie de Santa Orosia se interna en Sobrepuerto, por lo que podremos acercarnos a Oturia desde aquí si venimos de alguna ruta desde la Cruz de Basarán, Sasa de Sobrepuerto...  

Esta opción es más larga, así que os dejo una propuesta en BTT.


Hayedo de la cara norte

En todas estas rutas la geología no cambia, así que lógicamente, la vegetación (y por tanto el paisaje), dependerá de la orientación que escojamos para nuestra ruta.  Nos encontramos en la Depresión Media del Pirineo, y lo habitual, además de los pinares de repoblación, será encontrarnos con boj, aliagas (Genista scorpius) o erizones (Echinospartum horridum) y quejigos (Quercus faginea) en la cara sur; y hayedos y bosque mixto en la cara norte. 

Uno de los árboles que veremos en este bosque mixto de la cara norte es la tremoleta o álamo temblón.  Este árbol ha escogido como estrategia de ventilación un peciolo largo y aplanado que le permite mover mucho sus hojas a la menor brisa.

Populus tremula, el álamo temblón o tremoleta

Debido a este mismo movimiento permanente y como curiosidad (que no se me enfaden mis posibles lectoras femeninas), en galés, este árbol es conocido como tafoden merched, (literalmente, "lenguas de mujer").  Nota importante: Recordemos que solo estoy contando lo que sucede en Gales, por favor, no maten al mensajero... 

Agalla de haya

Por cierto, que ya os he mostrado en otras ocasiones agallas de rosal o de roble.  Lógicamente también podréis encontrar agallas en los hayedos, en este caso con la forma que veis en las fotos. 

Gyromitra esculenta, hongo nada recomendable en crudo y nada fiable cocinado
(gracias JMNL por la ayuda.  Yo los hongos, sin aceite y ajo por encima, no los reconozco)
Por último, os añado unos cuantos ejemplares de hongos que vi, para que veáis que de todo se puede encontrar por aquí

Lycoperdon perlatum, el pedo de lobo; entre pinarra y piñitas de P. sylvestris

Macrolepiota sp.

Resumiendo, una bonita y cercana montaña para pasar el día.  Una buena opción en días con poco tiempo disponible, o riesgo de aludes, o con tiempo inestable más arriba....

Y con respecto a esto último, recordad la máxima de las gentes del lugar:  "Niebla en Auturía, nieve al otro día"

La ermita de Santa Orosia en su llanada

Nieve sobre Escagüés

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Remontando el curso del Subordán encontramos un precioso valle del que ya hablé algo al describiros “La Selva de Oza”.  Estamos en la Bal d'Echo, y si hoy remontamos el río, nos iremos topando con las siluetas (o desvíos) de Embún, Aragüés del Puerto, Jasa, Urdués, Echo y Siresa.

Pero los pueblos en esta Bal, como en tantas otras, han ido naciendo y muriendo con el paso del tiempo; ya que mucho se habla de los pueblos que se han amortau en este siglo, pero muy poco se sabe de los que fueron desapareciendo por distintas causas, como pestes, expulsión de moriscos, deudas de sus pobladores….


  El Aragón Subordán se abre paso entre la nieve

Esta Bal no es ajena a esa sangría, y diversos lugares desaparecieron sin dejar rastro:  Escagüés, Catarecha, Biesa, Espierbas, Orsa, Grosa, Castelsiver....

Me gusta rebuscar sobre esos pueblos, de los que generalmente no quedan más que referencias escritas y algún montón de piedras, los llamados billares o espedregales.  Ya os hablé de algún otro caso, todavía más desconocido, en Arraro.

 Ermita de Escagüés, del s.XVIII, guardando hoy el cementerio cheso

En estas búsquedas, una de las mejores fuentes de datos es el Fogaje de 1495.  Podríamos decir que es un "Qué me dices" medieval, así que no os asustéis, que os lo resumo rápidamente: Fernando el Católico, temiendo un ataque francés, decide poner un nuevo impuesto en el Reino de Aragón, obteniendo así dinero para armarse.

Y para saber cuanto dinero podía recaudar, el primer paso es saber cuanta gente vive en el Reino, por lo que encarga un Fogaje, es decir, un recuento de fuegos, es decir, un recuento de casas.  Por eso, entre otras cosas, con el paso de los siglos hemos asumido la bonita equivalencia de que mi casa es mi hogar.

 Doradilla (Ceterach officinarum).  Este pequeño helecho estaba hoy congelado

Con este documento podemos saber como se llamaba el cabeza de familia de todas las casas de todos los lugares de Aragón en esa fecha.  Pero ¿habéis pensado qué situaciones encontrarían los encargados de esta ingente labor?.  Imaginad la escena, una fría mañana del 27 de octubre de 1496, en la que el Comisario del Censo, escoltado por una patrulla, tras visitar Ansó y Fago, cruza por la sierra y entra en la Bal d’Echo.  Ese día visitó Siresa, Echo, Escagüés, Urdués, Aragüés y Jasa, anotando junto a un notario todos los detalles.

 Umbilicus rupestris (Ombligo de venus), Sedum album y líquenes crustáceos varios

Por cierto, que no sé si los chesos (habitantes de Echo) de la época serían particularmente rudos (lo dudo), pero hay una curiosa sentencia, dictada el 4 de julio de 1470, en la que la Junta de Jurados del Valle prohíbe jugar a ningún juego de azar hasta el día de Santa Cruz del año siguiente.  Por lo visto, hartos de las blasfemias a Dios nuestro Señor, les prohíben jugar a dados y similares (eso sí, el tiro a ballesta se sigue permitiendo).

 Echo y Escagüés, siglos mirándose desde la orilla

Tras visitar Echo, nuestro Comisario y sus escoltas cruzan el Subordán y entran en Escagüés, acompañados de Martín Aznarez, el notario de Echo.  Y es que, con el paso de los siglos, mientras la Villa de Echo ronda ya los 500 habitantes (96 fuegos), Escagüés languidece en la otra orilla, con únicamente 3 fuegos.

Y si pocos son los fuegos, peor es la situación por la que está pasando este lugar, ya que el Comisario hace constar que las cabezas de familia son 3 viudas, cuyos nombres eran Pardo de Bellido, María Destagues y Haonos.  Si las condiciones en muchos lugares ya no eran demasiado buenas para familias "completas", no digamos para las viudas.  Seguramente más de una de estas viudas tendría hijos, es decir, que no vivirían solas; pero no deja de ser un colectivo con bastantes problemas económicos.

Villa de Echo


De hecho, Escagüés sigue existiendo por lo menos hasta aproximadamente 1650, cuando vuelve a aparecer en los censos, para finalmente desaparecer.  Tras siglos habitando el alto valle del Subordán (la primera cita de su existencia es en el Cartulario de Siresa, s.IX), Escagüés muere y queda reducida (como en tantos otros casos) a un topónimo, un apellido (Escabués) y una ermita con su correspondiente romería.


 Muchas de estas ermitas son vestigios de pueblos desaparecidos

Hoy, más de 500 años después, me doy una vuelta por el valle pensando en todo esto e imaginando estas escenas, aunque el día no invita mucho a caminar.

En toda la mañana no veo más que un herrerillo, un petirrojo y una corneja, que me salen a saludar mientras camino por la ribera.  En el monte la vegetación está toda congelada y los únicos vestigios humanos son los ladridos de una batida de jabalí en la ladera de enfrente, así que tanteo rutas y tanteo el camino hacia Urdués y Catarecha, otro despoblado reducido a una ermita y un apellido.


 Los viejos caminos que durante milenios unieron gentes van vistiéndose a ojos vista

Por la tarde aprovecho a encender una buena chera, reinvindicando los tiempos en los que no había casa sin hogar.


El hogar, centro neurálgico de la Casa

El Mesón Nuevo y el Fotronero

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Os quería únicamente mostrar unas fotos de la zona de Arguis, en la carretera entre Huesca y Sabiñánigo.  Estos días están circulando por ahí cientos de fotos mostrando las impresionantes nevadas que han caído por toda la piel de toro.

Embalse de Arguis, mirando hacia Ralla Espada

Me acerqué hasta Arguis para ver como estaba la carretera vieja, hacia Bentué y el Mesón Nuevo; y como siempre, Arguis no defrauda.  Un bonito entorno a 20 km de Huesca del que ya hablé en La Pardina de Arguas.

 Bonitos reflejos

A pesar de estar ya muy venteado, aún conservaba mucha nieve, lo que le da siempre un toque nostálgico a muchos de estos lugares.  Me acordaba de un libro que leí (si no me equivoco, era el curioso "As crabetas", de Enrique Satué) que hablaba, entre otras cosas, de los tiempos en que el Mesón era parada obligada en el camino entre la montaña y el llano.

 Carretera vieja de Monrepós

Los repatanes (también los he oído llamar chulos o zagales, es decir, los aprendices de pastor) eran objeto de burlas y ninguneos varios por parte de los mairales o mayorales.  Entre otras cosas, cuentan que al pasar con el rebaño por el Mesón Nuevo, a los repatanes les hacían "pagar la manta", es decir, que tenían que pagar a sus mayores si querían dormir bajo techo.  Estos mayorales a su vez, ya pagaron la manta cuando eran pequeños, es decir, que eran costumbres de siempre.


 El Mesón Nuevo de Monrepós, en sus buenos tiempos

Por cierto, que el otro día oí en un programa que eso de "pagar la manta" también les era a veces aplicado a los forasteros que iban a bailar a otro pueblo con chicas del lugar, si no querían tener más problemas.

 El Mesón en la actualidad

Bueno, el caso es que los padres ya les habían dado previamente ese dinero, porque el tema de "pagar la manta" era heredado de generación en generación.  No obstante, leí que en ese mismo Mesón Nuevo les amenazaban a los pobres pequeños con el famoso Fotronero.

 Siglos en pie

Este personaje salvaje que se lleva a los niños a su cueva es una versión más del mito del Silván de la Peña, Chuanralla o tantos otros en otros lugares.  Los pastores les decían que el Fotronero vivía en la Cueva de San Climende, esa que se ve cerca de la presa del Pantano de Arguis a la izquierda y de la que brotan grandes caudales de agua cuando llueve mucho.

 Grandes volúmenes del edificio en pie

A aquellos pobres pequeños nadie les había explicado nada ni del mobbing ni de nada.  Igual que a sus mayores.  A ellos tampoco les había explicado nadie que la niñez era para jugar, más que nada, porque en esa época nadie estaba para juegos.

Carretera hacia el Pico del Águila.  Abajo a la derecha se aprecia la bionda y la señal
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